107 años y 10 meses latió, con alegría, el corazón de la dama más longeva de Delta Amacuro: María Magdalena Chirguita.
Hay dolor en quienes la conocieron como una guerrera a la hora de enfrentar cada capítulo de su vida y que hoy se resignan al entender que debía partir en busca del abrazo del Creador.
Nació el 30 de mayo de 1917 y se marchó de este mundo el 17 de marzo de 2025 dejando infinidad de lecciones de vida a quienes tuvieron el privilegio de conocerla.

Casada con José del Pilar Núñez con quien compartió la responsabilidad de criar diez hijos, tres mujeres y siete hombres, Luis, Rufino, José, Juan Ramón, Eglee, Lucas Israel, Zenovia, Zenaida, Erasmo y Héctor; de sus hermanos viven tres: Angela, Marcos y Juan.
Segura de sí misma aceptó los retos de elaborar hallacas, casabe, helados y se hizo popular con el vasito de coco. No conforme con este trabajo, procesaba artesanalmente maíz, cacao y café, yelaboraba deliciosas bolitas de cacao.
En su trajín diario, siempre tuvo tiempo para sonreír cuando hablaba de sus hijos, nietos, bisnietos, tataranietos y cuadrinietos. En el fondo de su alma todos fueron sus hijos y por ellos, su mirada irradiaba ternura y el calor de sus abrazos nunca faltaron como señal de amor y de dejar claro: “Aquí estoy, si me necesitan”.
María, era fiel creyente de la existencia de Dios. Exigente, dulce, apacible, comprometida, respetuosa, alegre, trabajadora y devota de la Virgen del Valle.
La longevidad es familiar. Casi todos sus hermanos vivieron muchos años. Su cumpleaños era celebrado por toda la familia y amigos.
Con el paso inclemente de los años, acompañado de la soledad, se fue deprimiendo al ver morir a seis de sus hijos, nietos, bisnietos, yernos, sobrinos y amigos, a pesar de entender que la muerte llega sin previo aviso.
Quienes la conocieron recordaron que aún a los 95 años cocinaba, limpiaba. Su lucidez era brillante. “Memorizaba las fechas natales de sus hijos y nietos”, comentó una de sus nietas, pero con el paso del tiempo se fue apagando su luz.
Cuando faltaban dos meses para celebrar el cumpleaños 108, se despidió María Magdalena, la compañía, la fortaleza, el bastión de la familia. Es imposible no dejar escapar sollozos, lágrimas. Eso sí, dejó huellas imborrables para las nuevas generaciones que la conocieron, amaron, respetaron y admiraron.(Nancy Porras)