A PRINCIPIOS de diciembre de 1992, me encontraba en Lima, Perú, cumpliendo una misión periodística como era entrevistar al líder del intento de golpe contra Carlos Andrés Pérez, general de la Aviación Francisco Visconti, quien se encontraba asilado con otros 92 militares por el gobierno de Alberto Fujimori… HACÍA POCO más de dos meses que los servicios de inteligencia de aquel país habían logrado la detención del tenebroso líder del movimiento guerrillero Sendero Luminoso: Abimael Guzmán, quien había sembrado el terror en casi toda la nación sureña… CONVERSABA entonces con un alto funcionario del cuerpo de seguridad, SIN, compañero de estudios en mis años de adolescente, quien me dijo que el trabajo laborioso para dar con el asesino dirigente de ese grupo maoísta culminó el 12 de septiembre de ese año, cuando fuera sorprendido en medio de una fiesta de cumpleaños en un centro de modelaje y modas de uno de los lugares de mayor distinción en la capital peruana… FUJIMORI tenía apenas dos años en el gobierno y ya había pasado la fecha del autogolpe que se dio para controlar con mano de hierro la administración política, asestando duros golpes a los movimientos subversivos, que tuvo su momento estelar el 22 de abril de 1997 al liberar a los rehenes sometidos en la residencia del Embajador de Japón por parte de otro grupo guerrillero, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, y en donde las fuerzas militares lograron la muerte de todos los guerrilleros implicados y perecieron uno de los rehenes y dos militares… FUE EL ÉXITO del llamado plan “Chavin de Huantar” que consistió primero en instalar micrófonos en las guitarras que servían de entretenimiento a los alzados y luego cavar un túnel hasta la residencia por el cual invadieron la casona diplomática y acabaron con la angustia de año y medio que se había extendido a nivel internacional. Fue uno de los créditos exhibidos por Fujimori, recientemente fallecido, quien se creyó invencible en su cargo.

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Y ESTO, es todo por hoy.

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MENTIRAS universales:

“A mí no hay nadie que me venza”.

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DIOS los bendiga, ¿Saben?

VICTOR MATOS