EL CARNAVAL DE LA VIDA, es una alegre mascarada. Aquí aprendemos a reír con llanto y a llorar a carcajadas, decía un poeta de la Edad Media en filósofos versos que nos llevan a contemplar que tanto la vida de antes como la de ahora, son casi la misma, con escasos matices de progresos, pero con la idéntica avidez por la riqueza o la idéntica hipocresía por la políticaLA CONDUCTA humana poco ha cambiado. Quizá sus adelantos en los campos de la industria, la tecnología o el comercio han acusado sus derivaciones, pero el ser como tal, sigue cometiendo los mismos pecados, los mismos errores, viviendo sus propias mentiras, y siempre esperando quién nos salve de este mundo considerado por algunos como perverso y para otros como especial para saciar nuestros apetitos o por una búsqueda de justicia.VIVIMOS a través de las caretas que nos imponen el diario batallar, con las esperanzas frustradas, en ese eterno ritornelo dándoles vueltas a la noria o a los molinos de viento de El Quijote sin dar pie con bola, aspirando que llegue el salvador de nuestras angustias, el Cid vengador ante nuestras tinieblas o el mesías que nos saque de la incertidumbre, de la pobreza, de la desesperanza.LOS DÍAS PASAN en una ola de honda soledad, el almanaque avanza, los meses se agotan mientras vemos cómo la rueda de la fortuna no nos llega, por más fiestas que hayan, por más bailes que se rumbeen, por más canciones que nos añoren.NO ES QUE nos invada el pesimismo, sobre todo empezando estas carnestolendas que para unos es el fin del mundo de la alegría y para otros el foso de la tristeza, en donde se enfrentan el payaso que ríe y el payaso que llora, pero ambos sin respuestas, solo pasándolas bien o mal en este tren llamado vida.DE TODAS formas, el mundo se entrega como bien le parece a su carnaval, a su realidad, a su afán de dominio o predominio, pero pocos reflexionan al volver a la realidad, cuando al final se caen las máscaras y nos ponen ante el espejo buscando redención, arrepentimiento o afilando las uñas para el despojo que nos convenga.O INVENTAMOS o erramos, decía el maestro Simón Rodríguez a su más dilecto pupilo, el gran Simón Bolívar, pero no lo hacemos, sino que nos conformamos con el dulce sueño invocando un despertar que de igual sigue a peor, y lo más cumbre, que insistimos en ser los protagonistas de nuestro ambiguo futuro. Despertemos antes que la parca se nos adelante…
Y ESTO, es todo por hoy.
..
MENTIRAS universales:
En carnavales me disfrazaré de brujo.
..
DIOS, los bendiga, ¿Saben?
VICTOR MATOS