CADA VEZ QUE se habla de las debacles económicas se nos vienen a la memoria las grandes crisis a nivel mundial, como el famoso crac sufrido por los Estados Unidos en 1929 que arrastró a los países desarrollados de entonces, sobre todo a Europa, y que parecía que se iba a entronizar, tanto que según cuenta su historial se produjeron suicidios por las quiebras de empresas y los cierres de los entes financieros…SIN EMBARGO, salió un programa de rescate de la tragedia esgrimido por el presidente Franklin D. Roosevelt, que resolvió hacer ingentes inversiones públicas en un programa de infraestructuras que devolvió la capacidad de empleo del gigante país y rescató la confianza de su pueblo, que padeció hambre y miseria a principios de la década de los 30…IGUAL MEDIDA acaba de conseguir el actual presidente del gigante norteamericano, Joe Biden, al habérsele aprobado su ambicioso programa de gastos en infraestructura, que está seguro empujará su economía en estos días de pandemia mundial…EN VENEZUELA se notó la prosperidad por el gasto destinado a mediados de los años 50 por el dictador Marcos Pérez Jiménez, que cambió la cara de Caracas, construyó carreteras y autopistas por todo el país y levantó edificios de salud, de seguridad y de entretenimiento, como jamás se había visto y que aún perviven…ANTE TALES antecedentes, no concebimos cómo en las actuales circunstancias se ha dejado ir a la generación de jóvenes productivos por el solo hecho que no encuentran en su país fuentes de trabajo y tienen que buscarse otros lares para mejorar su calidad de vida…POR ESE CAMINO, nos convertiremos muy pronto, más temprano que tarde, en una nación de niños y ancianos, cuya capacidad de sostenimiento será cada vez más onerosa para el Estado, pues en los últimos veinte años no hemos visto la construcción de una autopista, de un nuevo hospital, de carreteras de provincia, de aeropuertos y demás, que han paralizado de un sopetón el desarrollo que todos esperábamos…Y NO HA SIDO por la falta de recursos, recuérdese que el barril de petróleo llegó a valer hasta más de cien dólares y con una producción que pasaba de los tres millones por día, dinero que se esfumó y nadie sabe por cuál cañería se perdió…AHORA QUE no se encuentra dar respuestas a tantos problemas, se acusa a la aplicación de las sanciones extranjeras como responsables de tanta desgracia, exigiendo su levantamiento, como si esto fuera la varita mágica que haría que vuelvan los cinco o más millones de emigrantes y que la productividad industrial se levante como Lázaro para atender la demanda laboral que exige el país.
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Y ESTO, es todo por hoy
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MENTIRAS universales:
“La economía se recuperará en el más breve plazo”
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DIOS los bendiga…¿Saben?
VÍCTOR MATOS
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