PARTIÓ AL INFINITO ese gran hacedor de sueños en el Táchira, como lo fue Francisco Solares, quien hace 33 años reunió a un grupo de niños abandonados y en peligro de caer en las drogas, para formar un grupo de teatro infantil con obras de su  autoría y que debido a la sugerencia de la para entonces pasante de periodismo en La Nación, Violeta Villar Liste, bautizara a su equipo como el Teatro El Puentecito, que hizo vida por tres décadas debajo del Viaducto Viejo, en el barrio 8 de Diciembre…LUCHADOR COMO él solo, con una energía sin parangón, ya a Francisco Solares se le conoció más con el apelativo de “El Puentecito”, que supo llevar por casi todo el país sus emblemáticas obras, como El Tío Conejo y el Tío Simón, Lo dos cochinitos y El pastel de don Jacinto debido a que contó con la asistencia de los pequeños desasistidos por sus familias, a quienes los rescató de malas costumbres y los enrumbó por destinos de pasión por la actuación que le hizo famoso en varias estados de Venezuela…RECORDAMOS sus esfuerzos de trasladar a su equipo con una vieja camioneta, que luego fue modernizada, hasta que Pdvsa le otorgó un flamante autobús Yutong, que más adelante, por falta de repuestos, dejó de ser operativo…HAY QUE DESTACAR que Francisco Solares siempre sintió el apoyo y el impulso de varias periodistas que reforzaron su obra durante los años que estuvo operando el Grupo de Teatro El Puentecito, empezando por Violeta Villar, ahora residente en Panamá, siguiendo por Zoyré Frontado, Sebastiana Barráez, quien dio la infausta noticia de su desaparición física en Bogotá, el pasado viernes 28 de agosto, y que estuvo al tanto de su desmoralización, que lo llevó a vivir de la ayuda de vecinos en la capital colombiana…IGUALMENTE de la periodista Omaira Labrador, quien le hizo un profundo reportaje sobre su trabajo que le sirvió para que se le abrieran puertas en diferentes organismos públicos y privados, así como de Margarita Duque, quien le facilitó, cuando era directora de prensa de Cadela, una sede para sus labores en el barrio 8 de Diciembre…EL TEATRO le sirvió de pretexto para que, mediante la diversión, los niños abandonados del barrio, debajo del puente La Bermeja, tuvieran una vida mejor, se formaran como los buenos ciudadanos que hoy lo son, siguiendo las recomendaciones de su ductor que vibraba con cada éxito de sus giras y emocionado los revelaba a este periódico, que tanto le motivó en sus  actividades…UN FULMINANTE ataque cardíaco lo dejó sin vida, dejando, eso sí, la honda huella de su personalidad y afán de servicio para los demás. Paz a su alma.

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Y ESTO, es todo por hoy

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DIOS los bendiga…¿Saben?

VÍCTOR MATOS