DESDE QUE LEÍ “Memorias de un venezolano de la decadencia”, del escritor carabobeño José Rafael Pocaterra, sobre la crueldad de las tiranías de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, se me abrió mucha curiosidad sobre la actuación de los dictadores de Centro y Suramérica, cayendo luego en mis manos Tirano Banderas de Valle Inclán; El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez; Yo el Supremo de Roa Bastos; El recurso del método de Alejo Carpentier; Señor President, de Miguel Ángel Asturias, y finalmente La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa….. DE ELLOS, TRES han sido galardonados con el Premio Nobel de Literatura; una de las obras, El señor Presidente, llevada tres veces al cine en Argentina, Nicaragua y Venezuela, pero todas con un denominador común: la conducta bestial de los dictadores contra sus enemigos políticos, encarcelados, exiliados y hasta asesinados….. ERA LA ÉPOCA en donde el más fuerte se hacía del gobierno para manejarlo con mano dura aprovechando la ignorancia de sus pueblos y creyéndose reyezuelos de sus respectivos países, explotando a los más débiles y condenando a la disidencia amparados por una impunidad sin límites….. HASTA QUE LLEGÓ la denominada “Guerra fría” y surgieron otros tipos de dictadores respondiendo al conflicto soterrado que por décadas enfrentaron a las dos potencias: La Unión Soviética y los Estados Unidos….. NOMBRES COMO Anastasio Somoza en Nicaragua, Stroessner en Paraguay, Jorge Rafael Videla en Argentina, Manuel Odría en Perú, Rojas Pinilla en Colombia, Augusto Pinochet en Chile, estuvieron entre los protegidos por los norteamericanos, mientras los rusos mantenían a un Fidel Castro en Cuba o a un Juan Velasco Alvarado en Perú….. YA LA HUMANIDAD había sufrido en plena II Guerra Mundial con los mesiánicos gobiernos de Benito Mussolini en Italia, Francisco Franco en España y Adolfo Hitler en Alemania, o con los igualmente sanguinarios Joseph Stalin de Rusia, Idi Amín de Uganda, Mao Tse Tung de China, Robert Mugabe de Zimbawe o Kim Jon-il de Corea del Norte, cortados por la misma tijera….. LO CIERTO ES que la historia nos recuerda hasta dónde puede llegar la maldad por la ambición del poder, que no solo enferma a quien saborea sus mieles sino que les hace creer que son inmortales y enviados del cielo para la salvación de sus países….. POR ELLO son imborrables los crímenes cometidos por Leónidas Trujillo en República Dominicana, tan magistralmente recogido por Mario Vargas Llosa, o de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala, narrados por Miguel Ángel Asturias que si a quienes hemos vivido regímenes como el de Pérez Jiménez en Venezuela, no queremos que lo experimenten las nuevas generaciones. Para eso hay que revisar los testimonios de estos laureados autores.
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Y ESTO, es todo por hoy.
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MENTIRAS Universales:
“Lo que necesitamos es un gobierno fuerte”.
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DIOS, los bendiga, ¿Saben?
VÍCTOR MATOS