Este 15 de febrero celebramos el discurso del Libertador Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura. Más que la constitución de la tercera República, recordamos el esfuerzo para consolidar a Colombia con la premura que requieren los grandes objetivos.
Allí se dio la forma inicial a la Patria Grande del norte del continente suramericano, lo que vislumbró Bolívar en sus sueños y graficó en la carta de Jamaica. Una patria ejemplo para el mundo en logros en civilidad, cultura, ciencia, un sueño de unidad que sigue vigente.
Son los pueblos, en oportunidades empujando a sus líderes los que van construyendo en estos 200 años esa unión tan necesaria por mandato de la geografía y la historia.
Se cuentan por millones los ciudadanos en Angostura, que han ido de un lado a otro de las fronteras buscando salvarse de violencia o mejores condiciones para subsistencia. Son pocos los que llevados por el odio injustificado que promueven los gamonales de cada espacio, levantan la voz para señalar el hermano que llega a la patria desde el país vecino.
Entre estas fronteras
Son muchos más los que reconocemos el aporte de los neogranadinos, desde Ricaurte y Girardot hasta los millones que llegaron a Venezuela para sembrarse entre nosotros. Muchos son los que ahora regresan o transitan entre estas fronteras en búsqueda de mejoras.
En Angostura, en el proyecto unitario debería verse el presidente Duque y no en el lado de las fuerzas “pacificadores”, entonces de Morillo y ahora de Estados Unidos. Vienen fechas en estos próximos meses y años de evocación y recuerdos históricos que debemos honrar: Boyacá, Carabobo, Batalla naval del Lago.
Sigue siendo el diálogo interno, con ayuda bien intencionada y acordada, sin patrones ni imposiciones lo que permita prepararnos en la paz y el respeto a la soberanía y la autodeterminación lo que nos da la garantía de vernos, respetarnos y avanzar en la unidad verdadera de Colombia La Grande.
(Francisco Arias Cárdenas) /[email protected]