El año que se inicia estará marcado por las siguientes circunstancias: los graves problemas económicos por los que se atraviesa y el demoledor impacto social de la hiperinflación; las dificultades para canalizar por la vía de un entendimiento la lucha por el poder entre el sector gubernamental y la oposición; la guerra comercial de Donald Trump con China y el pulso con Rusia, que ha reavivado la doctrina Monroe.
De todos estos asuntos, el más acuciante es el de la situación económica, que de no resolverse con prontitud traerá como consecuencia un achicamiento crónico de nuestro aparato productivo. No solo ha habido un descenso en los precios del petróleo, sino que la ineficiencia y la corrupción han afectado severamente la capacidad productiva de nuestra industria de hidrocarburos, lo que es letal.
Por otra parte, los graves errores de la políticas macroeconómicas han perjudicado la producción manufacturera y agrícola. Y el abandono del mantenimiento y desarrollo del sistema eléctrico se convierte en otro obstáculo para el incremento de la actividad industrial. A todo esto se le suman las sanciones de bloqueo financiero desde el exterior, que tienen efectos muy nocivos sobre la actividad empresarial nacional.
En lo que se refiere a las pugnas entre Gobierno y oposición, habría que señalar que estas continuarán lesionando las posibilidades de progreso del país en la medida en que no se entablen conversaciones guiadas por una visión de convivencia de mediano y largo plazo.
Lo del 10 de enero es sólo otro momento más de esa pugna, que a veces asume la forma de debate jurídico, otras de contienda electoral, y en ocasiones ha pasado al terreno del conflicto violento. Son manifestaciones diversas del equilibrio de fuerzas y de la ausencia de de una hegemonía clara. De modo que si no se encuentra una fórmula de entendimiento, continuaremos viviendo sucesivos “instantes cruciales”.
Todo este acontecer nacional estará articulado en 2019 a la política exterior de Donald Trump, que intenta reordenar el escenario internacional en la dinámica de “una nueva era de lucha de poder” con Rusia y China, incluso en términos militares y no solo comerciales, según lo señalado por el nuevo secretario de defensa estadounidense Patrick Shanahan.
En el continente americano esa “nueva era” se expresaría, de acuerdo al planteamiento realizado por Trump en Naciones Unidas, por medio de la aplicación de la doctrina Monroe, que permitiría utilizar diferentes medios, desde los diplomáticos a los militares, para mantener al conjunto de Latinoamérica como un espacio comercial y económico exclusivo del aparato industrial y financiero estadounidense y parte de su dispositivo geoestratégico.
Como puede verse, los desafíos de 2019 son grandes para Venezuela, ya que se intentará desde el exterior determinar el acontecer nacional. Las circunstancias obligan a elaborar un verdadero programa de recuperación económica y a la búsqueda de acuerdos entre Gobierno y oposición.
Leopoldo Puchi