Eduardo Marapacuto
Las primeras letras del nuevo año tienen que ser como los sueños de la vida, por eso respiro profundo en estos primeros días del 2024, para invocar la más sublime y mejor inspiración que me abran los horizontes del pensamiento asertivo. Es así como debemos iniciar el amanecer del nuevo año, con toda la voluntad y la determinación, con toda la energía intelectual y espiritual para asumir todas las situaciones que se nos vienen a partir de los primeros vientos del imponente mes de enero.
Ante los retos y las circunstancias no podemos mostrarnos indiferentes, ni mucho menos neutrales, sino que debemos apostar y poner toda nuestra energía por la causa de la Patria Grande, por nuestra Patria digna e inexpugnable; esa que no se rinde, que no se arrodilla ni se amilana ante la traición de los apátridas y la arrogancia de los imperios, que andan por allí con las pezuñas afiladas para desgarrarle el alma a los pueblos.
Este año 2024 es decisivo en la lucha como pueblo y como nación, donde los venezolanos y venezolanas debemos impregnarnos del legado de Bolívar y de Chávez para ir a defender a la República en todos los escenarios. Es un año electoral y desde ya debemos ir preparándonos para defender con el voto la victoria revolucionaria. Somos una fuerza curtida al calor de la batalla política, donde la victoria debe estar garantizada y podamos seguir desplegados en los legados del compromiso y la lealtad a nuestra Patria.
Los venezolanos y venezolanas no vivimos de la apariencia ni tampoco presumimos, sino que somos lo que somos, gente ganada para los desafíos, para la lucha y la victoria. Venimos del compartir y del reencuentro con la familia, vamos ahora a reencontrarnos con la Patria y demostrar que apostamos a su grandeza y su independencia. El 2024 es un año de grandes desafíos y se nos exige estar preparados para seguir avanzando por los caminos del nuevo amanecer. Y aunque la vida parezca una aventura, nada de andar por las encrucijadas, sino seguros por el camino correcto y la dirección que nos hemos trazado, así tengamos que inventarnos en cada paso y corregirnos en todo momento.
Con cada victoria y cada derrota debemos crecernos. Si es una victoria, nos fortalecemos y consolidamos; pero si es una derrota debemos levantarnos para seguir adelante, con la certidumbre de continuar la marcha por el camino correcto. Hoy más que nunca y desde cualquier trinchera y ante cualquier circunstancia procuremos mantener el respeto hacia los demás, pero sin dejar de avivar el fuego sagrado del debate de ideas, razonado y pensado. Ese debe ser nuestro propósito fundamental en este año 2024, analizar con argumentos y criterios de formación, temas de la política nacional e internacional y de otros temas de interés que sirvan de punto de partida para construir el debate necesario, desde adentro y hacia adentro.
Precisamente, cuando apenas van cinco días del nuevo año, donde el sol alumbra las metáforas del tiempo, para darle brillo al fuego renovado y eterno de la resurrección, el horizonte ya alumbra el fulgurante 2024, que sin duda alguna, será el año de grandes retos y de una extraordinaria acción política y revolucionaria, desde donde se pueda decir sin miedo que ha llegado la hora para que la Patria se levante. Gracias a todas mis amigas y amigos por compartir nuestras reflexiones; gracias a esos hombres y mujeres con quienes nos cruzamos a diario por estas calles y me comentan sobre los temas que abordamos. Nos aguardan tremendas batallas y grandes victorias, pero también un candente accionar revolucionario, para fortalecer la dignidad de la patria. Feliz año 2024. ¡Qué así sea!
Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas / Investigador RISDI-Táchira