Opinión
La ilusión del consuelo digital: inteligencia artificial y terapia emocional
jueves 4 septiembre, 2025
*Rocío Márquez
En tiempos donde la salud mental se ha vuelto un eje prioritario de las conversaciones públicas, la irrupción de la inteligencia artificial en el terreno de la terapia emocional genera un debate tan urgente como profundo. ¿Puede una máquina sustituir la escucha humana? ¿Estamos delegando el dolor en un algoritmo? ¿O estamos simplemente ampliando el repertorio de herramientas para una sociedad cada vez más sola?
Los defensores de la IA como soporte emocional destacan su capacidad para democratizar el acceso: respuestas inmediatas, sin turnos ni barreras económicas. En lugares donde escasean profesionales de salud mental, un chatbot puede representar una diferencia sustancial. Sin embargo, esa utilidad no debe confundirse con equivalencia. La IA no siente, no recuerda contextos emocionales previos con verdadera memoria experiencial, ni puede leer los silencios, las contradicciones sutiles o el tono quebrado de una voz humana.
¿Conexión o desconexión?
Algunos estudios recientes revelan una cara preocupante de este fenómeno: usuarios que establecen vínculos emocionales profundos con chatbots, desarrollando una dependencia que roza lo patológico. Casos documentados describen síntomas de ansiedad y aislamiento luego de la “pérdida” de la conexión digital. Este fenómeno, que algunos investigadores denominan “psicosis por chatbot”, muestra que no toda compañía es compañía saludable.
La cuestión de fondo es ética y cultural. La IA, cuando simula empatía, lo hace desde el patrón, no desde la vivencia. ¿Estamos dispuestos a redefinir lo humano en términos algorítmicos? ¿Qué nos dice de nuestra sociedad que el consuelo automatizado sea suficiente para calmar el dolor?
En algunas partes del mundo han comenzado a prohibir el uso exclusivo de IA en contextos terapéuticos, estableciendo que ningún algoritmo debe reemplazar a un terapeuta humano. Es un avance necesario, pero insuficiente si no se acompaña de una discusión más amplia sobre los vacíos afectivos que nos llevan a buscar en la máquina lo que antes se buscaba en las personas.
El vínculo humano: La salud mental no se automatiza
No se trata de rechazar la tecnología, sino de situarla en su lugar. Por supuesto que la IA puede ser muy valiosa: acompañar entre sesiones, brindar ejercicios, registrar estados de ánimo. Pero no debe reemplazar el vínculo humano, porque allí donde hay sufrimiento real, la respuesta no puede ser una frase prediseñada.
La salud mental no se automatiza. Se cuida. Y en esa tarea, el rol de lo humano sigue siendo insustituible.
*Comunicadora social. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora de la Escuela de Comunicación Social, Universidad de Los Andes-Táchira.