Fredy Contreras Rodríguez
Concluida la coyuntura electoral del 21-N, el análisis de los resultados da para todos los gustos. Al interior de las organizaciones políticas -en el PSUV con mas intensidad-, cada quien interpreta los resultados a su conveniencia, como anillo al dedo. Donde se ganó o se perdió, un espacio regional o local, las versiones son casi infinitas para explicar o justificar tal o cual resultado.
Pero al interior del PSUV hay un asunto, una realidad, un elemento, que es transversal en todos los análisis, cuyo tratamiento y revisión interna no se puede postergar, si queremos que el partido recupere su papel protagónico en el escenario regional: la necesidad de abrir el debate al interior del PSUV para discutir, con la participación de las bases chavistas, democráticamente y sin tapujos, un listado de temas fundamentales, neurálgicos, medulares, que van desde el análisis de los resultados electorales del 21-N y su relación con los resultados históricos a partir del 2012 -evaluando la efectividad del PSUV como maquinaria electoral-, hasta el papel que cumple como órgano de dirección y conducción de la revolución.
El listado de temas para el debate es amplio y complejo. Las circunstancias que nos ha correspondido vivir en los últimos 10 años, con una infame oposición actuando al margen de la ley, de golpe en golpe y de asonada en asonada; la permanente agresión económica, financiera y política del capitalismo mundial y la “ayuda” de los actores internos que vestidos de rojo han minado la gestión del gobierno, multiplicando la corrupción, la vagabundería y la negligencia, han impedido a lo interno del PSUV el debate amplio, democrático, permanente, participativo de tantos asuntos de trascendental importancia para todos.
Sin lugar a dudas, el 21-N abrió un nuevo escenario político, con nuevas lecturas sobre la realidad política y social del Táchira y del país, que deben ser discutidas, analizadas y evaluadas en colectivo. Es la hora de abordar el debate para discutir todos esos asuntos.
Es hora de debatir el reimpulso del PSUV, partiendo de evaluar sus organismos y de evaluarnos como militantes, activistas y dirigentes; es hora de analizar si las estructuras organizativas que tenemos son pertinentes o no para asumir de nuevo el gobierno del Táchira y no repetir la triste historia de 2013 al 2017; es hora de evaluar qué tan efectivo puede ser el PSUV que tenemos para la lucha política que se va a librar a partir de ahora, acompañando al gobierno y haciéndole contraloría social y política a la gestión; es el momento de evaluar qué tan efectivo es el PSUV como instrumento de sus militantes para actuar en la solución de los problemas colectivos que se plantean a lo interno.
Es la hora de valorar y medir qué tan útil ha sido el PSUV para la construcción del poder popular; qué tan legitimado está en barrios, comunidades, aldeas y urbanizaciones como interlocutor válido de los ciudadanos y sus derechos ante el poder del Estado; de discutir sin complejos los niveles de burocratización que tiene y si la figura del funcionario-dirigente es útil; es hora de rendir cuentas y valorar indicadores de gestión; de evaluar y tener el pulso sobre el papel que ha cumplido la organización partidista como catalizador del proceso de creación y fortalecimiento del poder popular. Y como éstos, muchos temas que dan sustancia, fuerza y estructura a una organización revolucionaria, cuya tarea es la de conducir las aspiraciones materiales de prosperidad y bienestar del pueblo y sus sueños y esperanzas de emancipación, respeto a la dignidad personal, justicia y paz, en ejercicio y garantía de todos sus derechos.
PD: ¡Felicitaciones al DEPORTIVO TÁCHIRA por la conquista de la NOVENA ESTRELLA!
*Abogado. Militante del PSUV. Agricultor urbano.