Porfirio Parada
Entre los años 2011 al 2013 fue ese encuentro literario (no me acuerdo la fecha exacta) Mientras yo trabajaba en la Comercial Porfirio Parada, el poeta Ernesto Román pasaba en frente del negocio para ir a su casa, por la carrera 9, en el atardecer, llegando la noche. Todavía por esos años, había tráfico, carros y gente caminando, entre luces de neón y la Iglesia San José, inclinada, gótica. Sostuvimos alguna comunicación, intercambiamos números, me regaló libros usados, llegué a visitarlo en su trabajo, al ateneo, nuestro vínculo y contacto era a raíz de la poesía y literatura. En una de sus pasadas, nos saludamos, y ya estábamos cerrando la comercial cuando me invita para un próximo recital de poesía o lecturas de narrativa en el Ateneo del Táchira. No tenía planes para ese día y fui. Fui como público, visitante, oyente, jugando a ser sombra. Esa tarde estaba gris, pretendía llover.
Al llegar y entrar al inmenso recinto, ya estaban las sillas de plástico posicionadas y todo preparado para iniciar. Había algunas personas entre el espacio, esparcidas como tabla de ajedrez, tampoco eran muchas. Con Ernesto Román al frente, lo acompañaba el poeta Manuel Rojas, Adolfo Segundo Medina, y creo que otro poeta que no recuerdo el nombre ¿o eran solo los dos? A Segundo lo conocía de referencia por su trayectoria, y quizás uno que otro saludo fugaz, pero hasta el momento ninguna comunicación directa con él. Bueno, ese día lo conocí con la lectura de su cuento: “Por Chavela, Chamo”. Para mí de las narraciones más impactantes que he podido escuchar y luego leer, y luego conocer al autor y que luego tuve el honor de publicar. Por esos años en mi vida tenía el entusiasmo jovial pero sincero con la literatura y sus formas posibles, fueron días de pasión y vicio por leer, digerir y saber, tan así fue que llegué a ser editor, jugando y recreando ideas que luego se transformaría a una revista trimestral, impresa, tamaño tabloide, con la ayuda y colaboración de familiares, primos y panas. La revista se llamaba: El Recital.
“…Pero no Chavelita, el ijueputica con los torteros de ojos abiertos así como huevos fritos, mirándome a la cara y preguntándose por qué, preguntándose y éste de dónde salió, porque eso sí, Chavelita, el tipo ni pisca de saber un coño de nada, porque para qué saber la causa o el motivo, eso él no tenía por qué saberlo…” Así inicia el cuento sobre la venganza de una violación. Pretendí, incluso actué ese recital para ser sombra y no pude. La literatura de Segundo Medina me arropó, su narrativa me conmovió sin terminar el primer párrafo. Me quedé viendo fijamente al poeta mientras el descargaba arrecheras, rabias, groserías, por lo que le hicieron a Chavela. Un cuento que parece un puñal, me dio vértigo, desmayé la mirada al piso, nervioso, mientras seguía escuchando su participación. “¿Qué, me a decir que es malo? Malo lo que ese granmalparido hizo, lo que le hizo a usté Chavela, eso sí es malo. ¿Pero mandalo pa´l infierno? Más bien es un bien que le hago. Agradecido debe sentirse Dios de que le hagamos el favor de despachar a cuanto ijueputa hace daño aquí en la tierra”.
Sentí que en ese momento hubo una ruptura, un desdoblamiento, de mi vida fuera de la literatura y de mi vida con la literatura y el mundo de las palabras. En esa época consumía y hablaba de libros y autores de otros países y continentes. Pero esto era demasiado local. Veía y escuchaba el arte de escribir, recurriendo a la jerga de aquí, sin olvidar el estilo, ritmo y la estructura de un buen cuento. Un gran escritor. Para esos días que fue el encuentro en el ateneo, la idea y materialización de la Revista El Recital, era solo un esbozo, pero quedé tan impresionado por el cuento, que cuando ya había terminado el encuentro literario, incluso cuando el poeta ya estaba saliendo del recinto, me acerqué a él, ensayando en el instante previo que le iba a decir, de forma directa, sin ser redundante, además era la primera vez que hablaba con él como tal. Le dije del proyecto de la revista, que sería impresa, y por supuesto que quería incluir su cuento en las próximas ediciones. Fue amable, intercambiamos números y correos electrónicos, me dijo que sí sin tanto adorno. Nos despedimos.
“Pero Dios no es pendejo, él sabe todo y sabe que el tipo es un ijuelagranputa y le dice: usté tiene cuentas pendientes, aquí lo tenemos registrao, mire aquí, y le pone la lapto y le muestra las imágenes de cuando atracó al viejo Macario y la otra cuando le dio chuzo a Marquitos y la de cuando se tiró a la loquita de Gertrudis y ahí también le muestra donde está haciéndole lo que le hizo a usté Chavela”. Pasaron varios meses. El proyecto de la revista ya era una realidad. En la primera y segunda edición ya se había seleccionado a los colaboradores, poetas y escritores. Eso me dio el tiempo y la oportunidad para volver a comunicarme con Segundo Medina. Definimos detalles menores, y para la tercera edición de la Revista El Recital, de enero de 2014, entre sus páginas estaba, “Por Chavela, Chamo” de Adolfo Segundo Medina. Me sentí muy contento al ver el cuento impreso, luego me comuniqué con Segundo para que supiera que la edición estaba en la calle, librerías y bodegas de la ciudad. Debajo del texto está una foto autorretrato de Francesca Woodman. Fotógrafa estadounidense, famosa por ser la modelo de su propia obra solitaria, fotos en blanco y negro. Se suicidó en el año de 1981.
Para mí la publicación de “Por Chavela, Chamo”, tuvo su propia catarsis y su propia muerte. Me alimenté de su literatura, de su gran nivel narrativo, me mostró lo regional de un creador universal como Segundo, me sentí orgulloso al ver el cuento en tinta impresa, pero la publicación también hizo liberarme de su dolor, desgracia y pena que yo mismo experimenté en el momento y en los días posteriores al encuentro en el Ateneo. Satisfacción y alivio. En esa oportunidad Segundo Medina tenía el cabello más corto que ahora, pero siempre con sombrero. En el año 2022 lo entrevisté con una cámara, me habló de sus libros y experiencias lectoras, y le dije que quería entrevistarlo sobre el cuento de “Por Chavela, Chamo”, pero no lo hice. Antes el poeta vivía en Rubio ahora está por las montañas de Palo Gordo. Se parece a Gandalf, personaje ficticio del Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien. La gente le ha dicho que se parece al mago, incluso el mismo Segundo es admirador de la obra de El hobbit.
Nos vemos en la FILVEN 2023. Ateneo del Táchira de nuevo el lugar. Lo veo con su compinche de toda la vida, el poeta Eli Caicedo Pinto con la editorial Zócalo Editores. Editorial donde Segundo Medina hace los libros con sus manos. Pasaron las horas y ya afuera, cuando ya había terminado la jornada, y luego de hablar con el poeta Eudes Alexander Moncada, ya me iba cuando vi personas esperando a alguien o algo, conversaban los poetas Alejo Vivas y Segundo Medina. Sin especular le pregunté a Segundo después de todo este tiempo, “Por Chavela, Chamo”, su respuesta me abrió otro mundo de posibilidades entre el mundo real y el mundo literario. Me dijo primero que el cuento tuvo en realidad dos versiones. La primera con un lenguaje soez, grosero, y vulgar (versión que salió en la revista y que hoy he compartido por fragmentos en esta publicación) y la otra versión menos grosera, más discreta, sin la carga explícita de la primera. Y lo segundo, fue que la violación sí existió, en efecto, es una historia de la vida real, pero no fue una mujer la victima sino un hombre, la persona violada. Ahí mismo lo buscaron y se fue. Me fui caminando con Alejo, despidiéndonos en el semáforo. “Y le hundo otra vez el cuchillo un poquito más arriba y el tipo suelta una bocarada de sangre, tengo que hacer fuerza pa´ sostenelo porque el tipo se me escurre, entonces le zampo la otra a la altura del ombligo y el tipo se dobla, ya pa´ mi es imposible sostenelo más y lo suelto, el tipo se va de bruces y cae boca abajo, yo me agacho y lo volteo, me le monto encima y le hundo otra vez el cuchillo en la tetilla izquierda mientras le digo: por Chavela, Chamo”.
*Porfirio Parada
*Lic. Comunicación Social
*Presidente de la Fundación Museo de Artes Visuales y del Espacio
*Locutor de La Nación Radio.