Porfirio Parada
He sido una persona con suerte. Vengo de una familia conocida y trabajadora. Mis padres hicieron una familia pensando, deseando y pretendiendo lo mejor para sus hijos, su apoyo ha sido incondicional todos estos años, y han dado el mejor amor que han podido. De niño, varias personas me veían distinto y me saludaban diferente que a los demás, luego ya joven cuando crecí, comprendí la razón de los gestos. Nacer y crecer con un nombre y apellido de renombre, algunas veces no es tan fácil como se ve. Hay una responsabilidad invisible y material al mismo tiempo. Un compromiso colectivo. Escribo que he sido una persona con suerte, pensando en la suerte al principio como un destino fijo, ahora la veo como una cuerda floja que se debilita o se endurece con mis propias acciones.
Hay muchas cosas que me ha costado entender, por barreras mentales impuestas por mí mismo, y otras por las ventajas de vivir en una casa con apoyo incondicional. Pocas veces vi a mis padres lamentarse por un mal día de trabajo, o no ver el sudor de su frente luego de complacernos con salir a comer por la ciudad. Tener y mantener una familia no es fácil y ellos, mis padres, lo hacían, incluso, lo hacen como si fuera fácil. ¿Pero cuánto sacrificio hay en todo esto? Mucho. Más de lo que uno pueda pensar. Tengo 36 aunque haya gente que me mire con ironía como si tuviera 25, yo dudo tener 36 mentalmente, aunque la realidad es que sí los tengo. Pero cuando vivo y me traslado solo en las calles, durante varios días, en silencio, confundido, pensando en mis propios problemas, puedo proyectar en mi rostro más de 40 años.
Termino el año con más dudas que certezas, con más incertidumbre que seguridades, con el peso de los años que cada vez pasan y uno se deteriora. Termino el año pensando que el año se terminó rápido y que la vida si uno no la vive en los grandes instantes y momentos pues pasa así, rápido. Pero uno algunas veces no asimila tampoco las bendiciones de las semanas y los meses, la oportunidad de vivir y tener la convicción de ser otro si se quiere, para bien. A pesar de las crisis mundiales, de país, y personales, siempre hay una fuerza para sobrevivir no al mundo que nos rodea, sino a nosotros mismos. La realidad la hace uno mientras viajamos por el camino de la existencia. La óptica y la percepción es parte de nuestra huella y lo que podemos dejar en el mundo. Termino el año haciendo videos para mi proyecto personal “Cuestiones de Lectura” entrevistando gente muy interesante, lectora y apasionada con lo que lee. Termino el año haciendo lo que me gusta, hacer fotografías y videos. No todo es dudas e incertidumbre.
Nunca conocí a mi abuelo Porfirio Parada, pero mi padre me ha dicho que le gustaba y adoraba la unión familiar. Cuando mi abuelo murió le dio continuidad mi nona a esos encuentros familiares. Allá en la loma, vía Chorro El Indio, habrá recuerdos que llevaré hasta la muerte, y son los de la infancia en navidad y en año nuevo, disfrutando el típico hervido, mientras mi nona, mis tíos, mi tía Gisela, mis primos, familiares y vecinos del lugar, se asomaban a la casa de la montaña a disfrutar y compartir un rato con nosotros, entre la neblina y el bochinche. Primero se fue la nona, luego mi tía, lo que ha ocasionado rupturas familiares, incluso distanciamientos propios con algún tío he tenido, que, a la larga, con el pasar de los años, creo que ha sido innecesario hasta banal. Por el ridículo orgullo, algunas veces destrozamos capítulos de nuestras vidas que jamás se podrán reponer. Queda el anhelo de unión, no de manera forzada, fingida y obligada por ser familia, pero sí entendiendo el acercamiento como el camino para vivir lo mejor posible con los seres que todavía están vivos y que han sido parte de nuestras vidas, a pesar de los problemas, discusiones y diferencias.
Sigo siendo un tipo con suerte pero cada vez con más retos acumulados, y con la sensación de culminación de etapas, nuevos nacimientos y nueva vidas dentro de la misma. Hay una vida que no he vivido y que la vida me la muestra para empezar a vivir. Una vida necesaria y biológica. Me quedan caminos, experiencias y visiones por recorrer más allá de mi estabilidad o inestabilidad en mi salud mental. La fuerza la tenemos incluso en los días más oscuros. Seguiré escribiendo para el diario, si me lo permiten, seguiré haciendo radio mientras haya radioescuchas. Seguiré registrando fotografías mientras la vida me permita ver. Agradezco a mi familia por el amor y por la paciencia, deseo profundamente la mejor salud y bendiciones para mis padres, hermanas, y sobrinos, para tíos y primos y demás familiares y algunos pocos amigos, y les deseo a todos ustedes, que gentilmente me han leído durante todo este tiempo, prosperidad para este nuevo año 2024. Así sea.
Lic. Comunicación Social
Presidente de la Fundación Museo de Artes Visuales y del Espacio del Táchira
Locutor de La Nación Radio