Néstor Melani Orozco*
En el estudio del pintor Pedro Centeno Vallenilla había un majestuoso piano y sobre su inmensa tapa de cola los bocetos; más allá, el silencio de un Cristo, como si de amor, cuatro siglos atrás, lo hubiese pintado Sandro Botticelli, y en un costado armónico, tres grandes ventanas que permitían a la luz entrar para iluminar a la Virgen, rodeada de angelitos negros, más que querubines, mensajeros de Dios, y a sus pies el cacique Coromoto, impresionado por la religiosa aparición.
Al otro costado, dibujos en un lienzo para el Mito de Fausto y el maestro, después de los misterios, pintando los contornos de un esclavo negro, muerto quizás para la versión de Eduardo Blanco de «Venezuela Heroica», y en sus apuntes al óleo un retrato de Alejandro Suárez «el Golo», quien fue mi condiscípulo cuando éramos estudiantes del colegio de monjas españolas de La Grita. Y su mamá poseía una funeraria, y este después se hizo modelo del maestro.
Aún recuerdo con imagen fotográfica estas memorias, discutí un día con el heredero de la escuela de Caracas, llamado Eduardo Rey, también mi compañero del seminario de Palmira
Y sobre los recuerdos, entender que en 1939 el general Eleazar López Contreras mandó a Pedro Centeno Vallenilla a realizar la aparición de la Virgen de Coromoto en Guanare, de Portuguesa, y en su pureza de originario creador.
¡Único y verdadero!
Este hizo de la obra un hermoso escenario de los indios Coromotos, viendo aparecer en los cielos a María, virgen madre de Dios. Y en vez de pintarle ángeles italianos o españoles, le colocó ángeles negros; sagrados, originarios del África, muestra de la presencia del dios de los tambores y de los ritos más inmensos de la tierra.
Y entre sus amigos que visitaban el taller del pintor iba Andrés Eloy Blanco. El poeta. Doctor en leyes, el eterno hijo de Cumaná. Y al contemplar la monumentalidad del pintor con su María de Coromoto rodeada de ángeles negros, se inspiró para escribir: PÍNTAME ANGELITOS NEGROS.
Y desde aquel taller del pintor, maestro, jurista y embajador Pedro Centeno Vallenilla, nacían los sentimientos del alma en el poeta de Giraluna. En el inmenso estudio de Quinta Crespo, adonde solía asistir el autor de «Alma Llanera», Rafael Bolívar Coronado, quien antes de morir en Barcelona catalana, en 1924, asistía a aquel lugar del pintor del «Complejo de Edipo», y también Vicente Emilio Sojo iba a deleitarse con la cultura del artista y, entre palabras, a tocar piano.
Andrés Eloy Blanco se convierte después en un mártir de la poesía. Pues sus amigos y políticos le traicionaron, cuando en el exilio de la dictadura de Pérez Jiménez, en México, un asesino le disparó al chofer donde iba el poeta, el auto se desvió y al estrellarse murió el autor de Angelitos Negros.
Dejando un legado a su canto. “El Huerto de la Epopeya» «Barco de Piedra», La Renuncia», «Angostura», «Coplas al Amor Viajero», «La Loca Luz Caraballo», «Las Uvas del Tiempo», muchas grandes.
Mientras, Píntame Angelitos Negros le dio la vuelta a la Tierra…
,,,»A mundo la negra Juana», así comienza el verso.
…» Pintor de santos de alcoba,
Pintor sin tierra en el pecho,
Que cuando pintas tus santos
No te acuerdas de tu pueblo,
Que cuando pintas tus vírgenes, pintas angelitos bellos,
Pero nunca te acordaste de
De pintar un ángel negro.»…
Pintor nacido en mi tierra,
Con el pincel extranjero,
Pintor que sigues el rumbo
De tantos pintores viejos,
Aunque la Virgen sea blanca,
Píntame angelitos negros»…
Más que poema, se convirtió en una canción. En la súplica descrita desde las pinceladas de aquel lienzo… Y Píntame Angelitos Negros se oyó en francés, italiano, inglés, en rumano, desde Antonio Machín, Roberta Flack. Alfredo Sadel, y en la música del compositor mexicano Manuel Álvarez Rentería.
Todo en aquel recuerdo del poeta del pueblo y de la obra de Centeno Vallenilla, quien inspiró el sueño de saber que Dios eterno es bendito como negro…
Cuando vamos a Caracas intentamos pasar por el edificio donde el maestro tenía su taller de arte y entre meditaciones pareciera mirando al cielo ver volar doce angelitos negros.
Para sentir la eternidad de un verso.
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*Narrador, cronista, ensayista, dramaturgo, poeta, artista plástico.
Premio Internacional de Dibujo “Joan Miro” Barcelona-Espana.1986.
Doctor en Arte.