AN aprueba acuerdo que «repudia» intromisión de eurodiputados en asuntos de Venezuela
19 de septiembre de 2024
El fenómeno migratorio tiene muchas aristas. Por tanto, resulta prácticamente imposible abordar todos los ángulos en poco espacio. Pero no se pueden ocultar los impactos del flujo demográfico sobre la estructura económica, social, política y humana del país. Actualmente, no hay certezas sobre la magnitud y naturaleza del problema. Tampoco hay forma de saber cuántos y quiénes se han ido. Son desplazamientos individuales o familiares, aunque las consecuencias se sienten en dimensiones colectivas. La complejidad del problema impide el acceso a datos de primera mano. Por eso las interpretaciones suelen estar cargadas de subjetividad, no sólo por la falta de registros estadísticos confiables, sino por la polarización del debate o la inclinación política de quienes hacen los respectivos análisis. No hay tiempo para revisar bibliografía especializada. La historia nacional no conocía saldos migratorios de signo negativo. Se sabía sobre procesos de redistribución demográfica interna, a raíz de las guerras civiles o sobre el éxodo rural a partir de la bonanza petrolera, con el subsecuente crecimiento de las ciudades.
Incluso, en la historia nacional también hay evidencias sobre desplazamientos humanos de carácter internacional, con Venezuela como área receptora de inmigrantes europeos o latinoamericanos, entre otros. Pero el país prácticamente no tiene experiencia como foco de origen de la diáspora migratoria. Por eso se siente tan fuerte el éxodo de connacionales hacia diversas latitudes. La falta de oportunidades es el argumento usado con preferencia para explicar la situación. Por tanto vale preguntar: ¿Si estas llegan a encontrarse en los sitios de destino, habría posibilidad de garantizar la vuelta a la patria? ¿Habrá voluntad para el regreso en caso de no cumplirse las expectativas creadas en torno al cambio de domicilio? ¿Se consideran estas opciones a la hora de tomar la decisión definitiva de hacer maletas para ir al exterior? En procesos migratorios históricos, aunque han ocurrido en otras realidades geográficas, no es muy común identificar desplazamientos demográficos compensatorios o flujos de retorno. Al menos así se palpa en la mayoría de estudios adelantados sobre eventos migratorios tradicionales.
En el caso de la migración de venezolanos, sobre todo en momentos de despedida de familiares o amigos, se dejan escuchar los clamores por el pronto regreso de quienes han decidido marcharse. Los ecos se repiten aquí y allá, acompañados de lágrimas y promesas de reencuentro. ¿Esas palabras son fruto de las emociones surgidas a raíz de la separación, o forman parte de las convicciones sobre el carácter pasajero del problema? ¿Cómo se puede determinar la capacidad y voluntad de retorno de los migrantes? ¿Cómo hacer para evitar la transformación de situaciones coyunturales en asuntos de naturaleza estructural? La migración tiene tantas aristas como preguntas. Muchas variables quedan a la sombra cuando se habla del tema. En Venezuela aún falta aprender sobre la experiencia migratoria. Irse no es un hobby, ni una moda. Es una decisión de vida. Implica arriesgarse a ganar o perderlo todo. A veces no se consideran estas circunstancias. Ojalá y la búsqueda de oportunidades no termine en un simple cambio de preocupaciones. Lo ideal sería multiplicar esfuerzos para hacer prosperar el país… [email protected] (José de la Cruz García Mora)
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