La magnitud y conmoción mundial por la abominable masacre durante el concierto de rock en Las Vegas, EEUU, mantienen en suspenso las investigaciones de la extraña tragedia en Maracaibo. Cuatro días antes apenas, el jueves 28 de septiembre, Roberto Carlos Sarmiento Rondón, de 18 años, asiduo y experimentado practicante de parkour, pereció al caer de cabeza del segundo piso de uno de los edificios del Conjunto residencial en la urbanización La Pomona. Acompañado de un amigo aún sin identificar, practicaba la férrea y arriesgada disciplina gimnástica de origen militar al presumir la policía en el sortear de hipótesis y conjeturas que pudo haber sido empujado por el desconocido, aunque todavía la hipótesis no se ha confirmado. Los ejercicios de parkour, término del francés parcours du combattant que significa “recorrido de combatientes”, comenzó a desarrollarlos el soldado y bombero Raymond Belle después de la Segunda Guerra Mundial y luego difundidos por su hijo David, se popularizaron más tarde en toda la nación francesa y otros países europeos en las décadas de los 90 y 2000. Hoy es uno de los deportes más riesgosos, en los que se adiestran miles de jóvenes en todo el mundo en la escalada de abismos, paredes, ascensos de pendientes o vadear grandes obstáculos naturales. En Venezuela tiene ahora centenares de seguidores, sobre todo en el Zulia, utilizándose también en entrenamientos deportivos y castrenses. Roberto Carlos Sarmiento Rondón, ducho en parkour, es una de las primeras e insólitas víctimas en Venezuela de la arriesgada modalidad. Por eso, su sorpresiva y extraña muerte hace presumir a familiares y autoridades que fue un asesinato y no un accidente como se sospechó al principio.
(Germán Carías Sisco)
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