Francisco Arias Cárdenas
Por razones de familia debí visitar la Isla de Margarita a finales de enero. Después de algún tiempo fuera de Venezuela, en las tareas que nos han encomendado, fue gratificante, vivificante, recibir la brisa, ver el sol, la luna de Margarita. A veces, oyendo a Simón Díaz en la mañanita.
Es un ejercicio vital que reconforta el espíritu, nos limpia y nos llena de paz. Posiblemente, lo que ocurre es que su magia nos ayuda a encender la luz interior y despierta nuestras energías. Necesario esto para todos los humanos.
Pero lo que alivia y da esperanzas es que está renaciendo, posiblemente con lentitud, la economía del turismo, tan urgente para nuestro país ahora mismo. No es problema la gasolina, el combustible en general. No hay filas interminables en las estaciones de servicio. Los restaurantes y hoteles han iniciado un movimiento esperanzador.
A uno se le ocurre pensar que está allí, en la tierra neoespartana, el nacimiento de la nueva Venezuela productiva. Con el esfuerzo de pequeños y de grandes. De la vendedora de empanadas, del pescador, del obrero y empleado que hace su trabajo con entrega y recibe su salario justo.
Si eso es así, la tarea de quien dirige el turismo es fundamental. Promover e impulsar, con voluntad política y trabajo conjunto con los sectores que hacen vida en la isla, bien sea grandes empresarios o pequeños emprendedores, dispuestos a promocionar las potencialidades para el disfrute y esparcimiento de la entidad, que cuenta con una infraestructura consolidada y con recursos naturales que lo convierten en un territorio soñado para propios y visitantes.
Si cada uno cumple de manera efectiva sus tareas, con los impuestos y estímulos adecuados, si los empresarios cumplen con sus empleados de manera adecuada, compartiendo con ellos la misma moneda que cobran, parte de sus ganancias como corresponde al valor del trabajo, entonces tendremos prosperidad para todos en esta resurrección tan esperada de la “Perla del Caribe Mar”.
Si bien el gobierno nacional ha dado pasos en este resurgir de la Isla; es preciso impulsar el turismo como visión de país, como medio para desarrollarnos, para crecer, para generar recursos, para convertirnos en esa Venezuela productiva, que entiende que somos una nación turística, con un gigantesco potencial por la diversidad de paisajes, y por su ubicación geográfica privilegiada. La isla de Margarita, con su renacer nos dice que se pueden generar otras fuentes de divisas y que necesitamos el turismo como una de nuestras fortalezas.
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