Eduardo Marapacuto
Ayer jueves fue 24 julio y un día después quiero escribir con el alma y desde acá, desde la mirada del presente, contemplar el liderazgo de Simón Bolívar, que se levanta como un faro luminoso en los horizontes del Siglo XXI. Ya son 242 años del Nacimiento de El Libertador y su legado sigue consolidándose, y a pesar de las tormentas y las neblinas del tiempo, su pensamiento se proyecta en destellos y luces sobre la compleja realidad latinoamericana y mundial. Por ello, analizar su pensamiento desde la mirada del presente exige sumergirse en las profundadidades de su ideario para luego, en un movimiento dialéctico, proyectarlo hacia las transformaciones del presente.
Bolívar fue un visionario disciplinado y su obsesión por la unidad quedó plasmada en el Proyecto de la Gran Colombia, reforzada en la convicción de que solo la unidad de las naciones latinoamericana podría resistir las embestidas y agresiones imperiales y así forjar un destino propio con las banderas de la soberanía y la dignidad. Apostó siempre por los gobiernos fuertes, necesarios en sociedades aún maleables y con tendencia hacia la anarquía. Igualmente, siempre mantuvo una profunda desconfianzahacia hacia la democracia de élites y de oligarquías,
Para Bolívar, la educación era el cimiento indispensable de la República, una fortaleza intelectual contra la ignorancia y la manipulación. Por eso soñó y luchó por la independencia de la naciones para que fueran dueñas de su soberanía y no permitir ningún tipo de injerencias externas. El más que nadie estaba consciente de la fragilidad de las repúblicas nacientes, amenazadas por los conflictos internos y los intereses extranjeros.
En la Carta de Jamaica (1815) y adelantándose a la época, prefiguró los desafíos y las potencialidades del continente. En esa carta Bolívar predice el futuro de las nuevas naciones, aboga por la unidad latinoamericana como única vía para la libertad y el progreso, y critica el colonialismo español. Es un llamado a la acción y un manifiesto geopolítico para buscar apoyo a la causa independentisa, donde además se expone la situación de América y sus aspiraciones de alcanzar gobiernos legítimos y soberanos.
Prospectivamente, ¿qué nos dice Bolívar hoy? Su grito por la unidad de América Latina resuena con una vigencia dramática en un continente fragmentado por fronteras porosas y divisiones ideológicas. La necesidad de una integración real, más allá de los meros acuerdos comerciales, que fortalezca las decisiones de América Latina en el escenario global. La fragilidad institucional que tanto desveló a Bolívar encuentra eco en las democracias tuteladas de hoy, inestables, donde el el populismo rampante sigue erosionando la realidad
. Su énfasis en una educación emancipadora, crítica y liberadora, se torna imperativo frente a la mercantilización del conocimiento y la trivialización del debate público. La dicotomía entre la autoridad y la libertad, tan presente en su pensamiento, interpela a nuestras sociedades que oscilan entre el autoritarismo y la anarquía, incapaces de encontrar el equilibrio necesario para una convivencia democrática plena. Desde la mirada del presente Bolívar nos desafía a repensar el tipo de liderazgo que requieren las naciones latinoamericanas, un liderazgo ético y visionario, alejado del personalismo.
Precisamente, su legado visionario, nos permite analizar la génesis de nuestros problemas estructurales y, quizás, vislumbrar rutas para superarlos. Es una invitación a la introspección crítica, a no idealizar el pasado, pero tampoco a desechar las lecciones que nos ofrece una de las mentes más preclaras de nuestra historia.
*Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas. MSc. en Seguridad de la Nación.