Néstor Melani Orozco *
Ya entre lazos de la piel de los cocodrilos en el Apure, el mocho Torrealba le narraba en 1928 a Rómulo Gallegos la historia de la hacendada Doña Barbara y diez años después Reinaldo Flores era jefe civil de La Grita, para revestirse de una leyenda y hacer venir al escritor de la mujer del llano para hacerle un libro; interesante historia que me la narró Fruto Vivas, un día dibujando conmigo en mi casa. Mientras de armonías me palabreo las notas de «Brisas del Torbes» escritas por el violinista y compositor Luis Felipe Ramón y Rivera. Desde todas las herencias de aquella Colombia; el Bambuco asentado en los granados del Táchira, como de Mérida, templo armónico musical que adoró Bolívar, donde siempre habitaron los triples y junto a las guitarras, y de cada amor las bandolinas con hojas del tiempo, para consagrar en el violín el maravilloso acto de la música, más allá del negro esclavo y peregrino hasta devolvernos las bayetas azules y rojas de los hortelanos dichosos del páramo. Quizás de vernos en las sonoridades de Eloy Galaviz con su «Flor de Loto» y el amanecer de «La mesa del aura» camino del páramo del Zumbador de los hombres a caballo con jarras de café para invocar los hechos y cantarle a la montaña.
Es de recordar aquella noche en la Casa de Gobernadores de Mérida, era 1979, en solemne acto de celebraciones de la declaración de Simón Bolívar aquel 23 de mayo de 1813. De aquellos 166 años de su proclamación merideña de «Libertador de la Patria» desde ese momento. Allí entre los acordes de la orquesta de la ciudad estaba Don Luis Felipe Ramón y Rivera, junto a su hermosa Dra. D. Isabel Arezt. Entre las palabras de Rigoberto Henríquez Vera, el dichoso nieto de Ramón Vera G. El viejo maestro, filósofo y músico, profesor del colegio Seminario del sagrado corazón de Jesús de La Grita. Estaban los académicos mentores de la historia andina y entre memorias el interesante Dr. Ramón J. Velázquez. El agrimensor y Dr. Ramón Vicente Casanova. El médico Ocariz y hasta el noble pintor realista Guillermo Betsembel. El connotado músico Don Fulgencio Hernández, decanos y un mundo social de aquella ciudad emérita de los Caballeros. Entre muchos hacedores y sobre el manto de «Brisas del Torbes» se abrieron los violines como una plegaria de amor por la montaña. Por los andinos hortelanos que, desde aquel bambuco de Luis Felipe, era connotado en decirlo: «Joi de los Andes» melodía ejecutada por los sabios campesinos de la sierra y descrito en las notas literarias de César Rengifo en sus tiempos de Director de Cultura de la Universidad de Los Andes. Entonces Alberto Arvelo Ramos, el hijo del poeta Arvelo Torrealba, disertó sobre la pureza de la canción andina; de las huellas del bambuco tachirense y del cuidadoso sentido de expresar las imágenes hermosas a través de la música. Yo había asistido por invitación de la Dra. Victoria de Vicuña, entonces directora de la facultad de Farmacología de la universidad andina y del poeta Adelis León Guevara, más exponía mis obras «Bajo la lluvia» en el Colegio de Médicos. Y Julio Villamizar me proponía de un mural gigante de Bolívar en el gran salón del Palacio de la Gobernación merideña en el camino de los Andes.
Luis Felipe Ramón y Rivera me regaló su libro: «Pueblos del Táchira» con ilustraciones de Hugo Baptista y entre sus expresiones me logró narrar la importancia de los dibujos de Pepe Melani, como un relicario del patrimonio de La Grita. Más en el valor moral de un hecho notable de la cultura. Mucho más de contarme con su sonrisa de sancristobalense, que su canción el bambuco «Brisas del Torbes» lo había dedicado hacia muchos años a una novia griteña. Fue la manifestación de la escuela en la música de los sueños, en la canción de amor por el río rojo donde los nativos generaron la asistencia en las aguas de la luna y desde los símbolos de Peribeca como de Táriba, la india Machiri consagró las anotaciones, con alma de los botones del café para convertir los testimonios en aquel canto dibujado con un violín de los páramos. Se brindó por el compositor y se describió el místico aroma de las leyendas benditas de D. Tulio Febres Cordero. Más allá en Fedirman Bellerman describiéndole al mundo y a su mujer en Berlín en 1845 sobre las crestas blancas de nieve que vio el botánico de Humboldt al narrar sobre «Las Cinco Águilas Blancas» mientras de la ceremonia volvió a sentirse «Brisas del Torbes» para enaltecer en el color del violeta y de las vidas, desde las transparentes nieblas a la verdad consagrada en: «Soy» «Joy de los Andes» palabra campesina más azul que el propio cielo. Con las huellas del catalán y el origen de un calendario en las fiestas de la cima de los Andes eternos. Y de realizar el lugar del camino de La Guacara, de la capital tachirense y de la Ciudad de la Cordialidad, donde nació el insigne Luis Felipe Ramón y Rivera, el mismo camino por donde partió nuestro Libertador hacia la presencia en la historia nacional… Más en la gloria de una canción eterna. Y desde cada recuerdo, humano y poético, vivir en el ser de saber entender el clamor de los andinos… Esa noche merideña, aprendí de la voz de Ramón J. Velázquez el decir: «Es La Grita, la única ciudad en América que nació con el título de Ciudad» y con el temple de las campanas la historia en nombre de la Paz. Días después encontré en una esquina de aquella ciudad de estudiantes a Macario Sandoval, iba al hospital porque su niña Caribay estaba hospitalizada. Quién sabía que muy después sería el Alcalde Eterno de La Grita… 27 años después, asistía a pintar mi mural gigante Bolivariano en el salón del palacio del arquitecto Mujica Millán, y un día de tantos visitantes el maestro Francisco del Castillo, primer violín de la Filarmónica de Londres, me narró de un concierto de violines campesinos en Tabay con la pureza verdadera de un «Joy de los Andes» mientras el rostro de Bolívar nos miraba a través de mis colores…
*Artista Nacional. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Premio Nacional del Libro 2021. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Honrado con un Salón en su honor en la Gobernación del Táchira. 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023, se realizó en su nombre. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la Estampilla Fiscal con sus obras bolivarianas.