Carlos Casanova Leal
Verificado el evento que se convocó a sí mismo el régimen de elecciones parlamentarias, el próximo pasado 6-D, los resultados salieron como estaban previstos, una amplia mayoría para la revolución, una oposición (la que participó con las tarjetas que expropió el TSJ) que no se le podrá seguir llamando oposición, controlada y manejada por el madurismo, y la real oposición, que ahora queda sin inscripción de partido y no se lo permitirá el CNE, por tanto ilegal y sin estructura organizativa.
La suerte de la actual Asamblea Nacional y la de Guaidó, como presidente interino, va a depender de la comunidad internacional, de donde se sabe ya, por cuanto así lo declararon, que la administración Trump seguirá reconociéndolo como tal; Biden no se ha pronunciado; no obstante, se convocó la reunión entre los representantes de Exteriores de la UE, América Latina y el Caribe, que está programada para el 14 y el 15 de diciembre 2020, organizada por la presidencia alemana del Consejo Europeo, donde Venezuela no está invitada.
Los altos funcionarios del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) serán los encargados de evaluar y presentar los escenarios para Juan Guaidó. La coalición de países buscará consenso sobre la actual y vigente Asamblea y la electa en comicios no reconocidos previamente por la mayoría de países.
La oposición requiere de forma urgente dos cosas impostergables e indispensables: la primera es reorganizarse, darse una nueva forma de organización, y legitimar a sus dirigentes, de tal forma que en Venezuela y el exterior se compadezca de la misma organización. No hacerlo es correr el riesgo presente, conforme al cual la franja de los que no se sienten representados ni en la oposición ni en el chavismo siga aumentando, considerando que ya son un 40 %.
La oposición sin estructura tiende a dispersarse, diluirse y extinguirse. La revolución va rumbo franco a instalar el parlamento comunal, no podemos embriagarnos con el castigo que el 80 % de los venezolanos le dimos al régimen, toda vez que representan la base que debemos organizar, formar y movilizar, no podemos dejarlos sueltos.
El mantra de cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, se agotó, los ciclos se cierran, lo importante es que los que comienzan no sean para repetir las mismas experiencias que nos conducen a donde estamos.
El modelo político democrático de la Constitución fue sustituido por el socialismo, el modelo de economía social de mercado, sustituido por la planificación central del Estado en la economía. El modelo político que procurará la construcción de los valores socialistas, lo construirán desde el llamado Estado comunal. Ya la autonomía de estados y municipios, así como la forma de Estado descentralizado, no existen. Están sin competencias ni presupuestos, se perdió la descentralización, sin haber peleado en su defensa.
Ahora bien, el próximo año la revolución anuncia el impulso de las comunas y del Estado comunal, declarando por cierto el parlamento como comunal, transfigurando la Asamblea Nacional, pero deberían celebrarse también elecciones de gobernadores y alcaldes; es aquí donde es posible en consecuencia que esa elección ya no se realice, o puede ser que subsista, a pesar de que no están definidas como estructura dentro de las leyes del Estado comunal.
El régimen se prepara para cambiar el tablero de juego, iniciando otro diferente, nuestra oportunidad está en la organización, y en el amplio rechazo que tiene el régimen, por ello, los partidos secuestrados no los soltarán ni permitirán nuevos.
Se inicia el ciclo del madurismo sin el chavismo, aumentando el autoritarismo para ir a la fusión Estado-partido, la revolución seguirá marcando la agenda, hasta que la oposición logre alcanzar la organización y la legitimidad de sus dirigentes, frente a quien está deslegitimado.
Se debe revisar la política exterior de la oposición y conectarla de forma cierta y seria con las políticas internas, los voceros internacionales deben responder al mismo proceso de legitimarse. Debemos alejarnos de la posibilidad de que existan voceros en el exterior, con intereses distintos de los que estamos en Venezuela.
Preparémonos para los tiempos por venir.
Dios nos bendice.