Opinión

Cobotización, posthumanismo y transhumanismo

17 de febrero de 2025

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Hogan Vega y Dorli Silva

Al realizar una retrospectiva a nivel mundial de la década de los años noventa del siglo XX, se encuentra conque los computadores eran máquinas poderosas, pero complicadas de usar para cualquier persona sin los conocimientos básicos acerca de ellas.  La llegada del mouse (ratón, en español) y la interfaz de Windows cambiaron la situación; a partir de allí, la gran mayoría de las personas pudieron usar una computadora; se estableció una relación nueva entre el hombre y la máquina.

Esa convergencia de seres humanos y máquinas inteligentes es lo que se conoce con el nombre de cobotización; será determinante para el futuro de las actividades humanas en la búsqueda de una mejor calidad de vida; de ahí que toda actividad de negocios será influenciada por la misma ¿Por qué este asunto debería importar?  La respuesta es muy sencilla: Viene dada por las estadísticas; en la calle, las tendencias son relevantes hacia las tecnologías para todo tipo de negocio, sin que importe el tamaño o la industria. Hasta en los procesos menos pensados, hay espacio para automatizar tareas repetitivas con el apoyo de máquinas inteligentes.

Sin embargo, la utilización de todos los medios que ofrecen la ciencia y la tecnología para transformar a los hombres en superhombres, a la vejez en una enfermedad y a la muerte en un enemigo que debiera ser desterrado, en la búsqueda de la modificación de lo humano, es lo que se conoce como el transhumanismo. El reemplazo del humano, ya sea por la máquina o por el universo digital es denominado posthumanismo.

Otra forma es contribuir con el cuidado de la salud de la próxima generación, con salud inteligente, tecnología biónica, inteligencia artificial, mantenimiento predictivo para ofrecer un vistazo al futuro. En ese mismo orden de ideas, las personas flexionan sus músculos con exoesqueletos para trabajos incómodos con posiciones de alto riesgo; por ejemplo, los cargadores de mercancías. Ahora bien, ¿cómo se puede optimizar la confianza en la Inteligencia Artificial (IA) para mejorar la toma de decisiones médicas y mejorar los resultados de los pacientes?

Lo anterior significa prevenir y diagnosticar de manera temprana; el futuro de la salud, habilitada por la tecnología, no solo es digital, sino también inteligente. Ello ocurre con las personas, el medio ambiente y la infraestructura, como un sistema de atención único, inteligente y optimizado para datos. El uso de estos, cada vez más inteligentes, permitirá la creación de resultados de atención personalizados, eficientes, fluidos y efectivos para los pacientes. Impondrá un énfasis mayor en la atención médica predictiva y preventiva, incluso con modelos de atención virtual y tecnologías de IA.

Dentro de este marco, se tienen lentes de contacto biónicos, los cuales son sensores que rastrean las entradas visuales y los movimientos oculares y, por tal razón, mejoran la visión de las personas con discapacidad visual. En el mercado existe un sistema de alerta médica inteligente llamado Symphony, muy similar al de Amazon que es llamado Alexa. El sistema se conecta con un conjunto de sensores que pueden monitorear las caídas, el movimiento y la temperatura ambiente, al mismo tiempo, lo que proporciona una plataforma de respuesta de emergencia personal, durante las veinticuatro horas del día. Los algoritmos de aprendizaje automático son cada vez más capaces de realizar tareas, con mayor precisión, eficiencia y eficacia, que los profesionales de la salud, lo que incluye todo. Desde clasificar a los pacientes para recibir atención médica, hasta identificar tendencias en grandes cantidades de datos clínicos.

Un rol fundamental es cumplido por la tecnología de nube, que ayuda a organizaciones, ciudadanos y sociedades a adaptarse y prosperar, a establecer interacción con los empleados en el punto más alto de la agenda de transformación; con ello se logra tomar conciencia social. En la perspectiva que aquí se adopta, puede pensarse en un despacho de abogados, en el que una de las labores más importantes es revisar y crear documentos legales. Éste es un proceso que ya ha sido cobotizado, a través de la existencia de algoritmos de aprendizaje automático que se alimentan de millones de documentos, archivos de casos y resúmenes legales. Toda esa información permite marcar las fuentes que un abogado necesita para elaborar un caso, a menudo con más éxito que los humanos, gracias a la IA.

Resulta claro que, para evitar la pérdida de empleos, lo más importante es trabajar en la formación de una fuerza laboral con inteligencia aumentada, en la que la inteligencia artificial eleve los límites de las capacidades tradicionales. De esta forma se obliga a muchas personas que se encuentran en la mitad de su carrera profesional, a reentrenarse y adquirir competencias nuevas, relacionadas con los datos y lo digital. La cobotización también puede ser fuente de creación de emprendimientos nuevos; de ahí que, pronto surgirán empresas dedicadas a enseñar a la fuerza laboral a operar robots, así como antropólogos enfocados en la interacción humano-máquina o diseñadores de viajes de realidad virtual. Todos estos emprendimientos nuevos conducen hacia la disciplina, constancia, la dedicación, la perseverancia y el respeto por lo nuevo.

Un recorrido por la historia, permite encontrar al escritor de ciencia ficción Isaac Asimov quien, en 1942, publicó en una de sus historias tres leyes de la robótica, que buscaban evitar que los robots dañasen a los humanos. Estas leyes indicaban que un robot no haría daño a un ser humano o, por inacción, permitiría que un ser humano sufriese daño alguno. Asimismo, debería cumplir con las órdenes dictadas por los humanos, con excepción de aquellas que entrasen en conflicto con la primera ley. Debería proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entrase en conflicto con la primera o segunda ley. Luego de más de ochenta años de haberlas indicado, esas reglas, creadas para la ciencia ficción, están más vigentes que nunca.

Resulta claro, pensar, si el progreso no conduce a una mayor dignificación del hombre, entonces el camino está lleno de espinas. La prospectiva es una mirada hacia el porvenir, dirigida a resolver la problemática presente; en consecuencia, al realizar la planificación estratégica para alcanzar objetivos propuestos, se debe recordar que, en el camino trazado hacia la innovación en tecnología, se pueden encontrar dificultades que aumentan el riesgo de no alcanzar los objetivos deseados. Ello significa que el propósito del progreso es buscar un cambio en la transformación tecnológica, en la búsqueda para fortalecer la esperanza en los valores que la humanidad ha mantenido vigentes. Aquellos valores de la conciencia del ser humano que se relacionan con la capacidad de reflexionar sobre la realidad, juzgar las acciones y actuar con responsabilidad. Albert Einstein dijo: “La mente es como un paracaídas: solo funciona si se abre”.

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