Humberto González Briceño
El decir es que el gobierno de Nicolás Maduro no tiene los votos, pero dispone de todas las ventajas institucionales para ganar. Y esto es algo que se puede constatar. El colapso de la economía ha creado no una, sino muchas olas de descontento que llevan a la gente a protestar todos los días en la calle en jornadas que se multiplican por todo el país.
Seguimos viendo por redes sociales personas que aún se identifican como chavistas pero que no ocultan su descontento que el Carnet de la Patria y las cajas CLAP no logran calmar. Estos, sumados a amplios sectores de la población venezolana que también reclaman sus derechos, conforman una masa crítica que podría ser decisiva en el cambio de la correlación de fuerzas en los próximos meses.
Las 2-3 visitas que ha hecho Nicolás Maduro fueron estrictamente planificadas y controladas para reducir la audiencia a los chavistas más confiables. Pero aun así se han dado brotes espontáneos de descontento en esos ambientes que se han difundido ampliamente.
Pero esta situación, que se puede constatar materialmente en la calle, no aumenta las posibilidades de triunfo de una candidatura de la falsa oposición. Y esto es simplemente debido al hecho que esa oposición desde hace mucho tiempo aceptó participar en ese evento sin condiciones ni garantías.
Entonces, en realidad no hay forma de contar o medir institucionalmente la impopularidad y el rechazo a Nicolás Maduro porque este dispone del aparato político y jurídico que regula esas elecciones.
Sin embargo, a pesar de contar con esas ventajas hay algunos trámites de los cuales Maduro no podrá eximirse. El más obvio es la realización de algún tipo de actividad o campaña para animar a sus desanimados seguidores.
Pero ¿cómo hacer campaña cuando la misma masa chavista es la punta de lanza del descontento nacional? A cualquier sitio que lleven a Nicolás Maduro siempre habrá el riesgo de que algún chavista le haga un desaire o un desplante, por decir lo menos.
Se han filtrado en redes sociales unos videos bien entretenidos que muestran a Nicolás Maduro en un campo deportivo vacío agitando los brazos y saludando a la nada. Se presume que la campaña de Maduro será audiovisual y más que todo a distancia, con videos mostrando multitudes que lo aplauden y el uso de aquel muñeco de plástico conocido como “Súper Bigote».
Una campaña con presencia masiva en redes sociales y contacto limitado con las bases chavistas, es la mejor medida de una crisis que está en proceso de fermentación.- @humbertotweets