Los venezolanos crecimos leyendo las leyendas del “Dorado” haciendo referencia a la búsqueda de los españoles conquistadores de riquezas, oro y minerales preciosos en nuestra tierra.
La leyenda de una tierra prodigiosa en riquezas en aquellos tiempos donde aún no se conocía el petróleo pero si el oro, ni se conocía el coltan y tantas riquezas ciertas que Venezuela tiene en sus entrañas y que la modernidad a su paso fue descubriendo para las nuevas generaciones y para otras que encontraron una riqueza que les sirvió para obtener la calidad de vida que en otros tiempos se tuvo.
La historia se narró enseñando que el español engaño al indio, que deslumbrado por espejos que recibía entregaba pepitas de oro en retribución de aquel gesto. Con ello se sembró el resentimiento contra el conquistador.
El indio no conocía el valor de las cosas en razón a que su sistema de vida era de subsistencia, razón por la cual nadie podía cuestionar tales intercambios. El español si conocía el valor de lo que recibía y lo que con ello podía comprar.
Esta acción indígena alimento en la actualidad la tesis revolucionaria y comunista que Chávez la hizo propuesta fundamental en la integración de los países del ALB, es el “intercambio solidario”, aquel que no mira el valor de intercambio, que no le atribuye al intercambio valores mercantiles, o comerciales. Así, Venezuela entregaba petróleo y recibía caraotas de Costa Rica, o entregaba petróleo y recibía quesos de Uruguay, entregaba petróleo y recibía frutas.
La diferencia entre aquellos tiempos y estos son muchos, me concretare solamente al caso en este punto de la enseñanza; en el primer caso con los españoles se creó el resentimiento y en el segundo caso, una acción “noble” contraria al capitalismo, en el discurso revolucionario; toda vez que para nosotros representa una regalía sin compensación de ninguna naturaleza. Es decir entregar un recurso primario como el petróleo de donde se logran derivados para alimentar 162 industrias nunca compensara los plátanos que recibas.
Actualmente hay muchísimos más cubanos en posición de gobierno en todos los niveles incluso de decisión que españoles peninsulares gobernando la capitanía general de Venezuela de aquellos tiempos. En los tiempos coloniales Venezuela comercializaba sus productos con otros países. Hoy Venezuela importa y no produce.
El petróleo, el gas, la minería son controladas por transnacionales extranjeras. Las áreas de seguridad de estado son controladas por cubanos, registros, notarias, identificación, pasaportes; inteligencia militar y contrainteligencia.
Pero regresando al comienzo de este artículo, apreciamos como el régimen entrego el Arco minero del Orinoco, para que extranjeros vengan a levantar la piel de nuestra tierra para extraer sin consideración ambiental las riquezas que ese “dorado” posee en sus entrañas, para los venezolanos esa acción es de destrucción de lo natural, de lo ecológico, de lo que no se debe tocar, para el gobierno el recibimiento de unos espejitos y para las trasnacionales la riqueza que se le niega al venezolano.
Hoy igual que ayer, los indios entregaban pepitas de oro por su desconocimiento de lo que significaba y los de ahora que en condiciones peores en razón a que si saben de su valor lo entregan por un puñado de monedas solo para quien autoriza tal desaguisado.
Los que hoy gobiernan tienen complejo de conquistados y se lo entregan todo a los cubanos, chinos, rusos, iraníes.
Carlos Casanova Leal