Opinión

Congreso constituyente de Colombia de 1830

18 de enero de 2022

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Alejo García


Al transcurrir el proceso emancipador iniciado el 19 de abril de 1810 en Caracas, dio origen a sucesos similares en unos cuantos países Latinoamericanos. Con la misión diplomática asignada al joven Simón Bolívar a Londres en 1810 en compañía de los patriotas Luis López Méndez y Andrés Bello, con la finalidad de buscar apoyo al reciente litigio independentista, dio impulso revolucionario al futuro líder caraqueño para iniciar la liberación de su patria, vilmente esclavizada durante 300 años por España. En su afán por acelerar ese propósito de emancipación decide ir a Italia. En ese país va al Monte Sacro, en compañía de su entrañable amigo y maestro Don Simón Rodríguez. Después de cierto tiempo en el lugar expresó: “Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor, y juro por mi Patria que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que no haya roto las cadenas que nos reprimen por voluntad del poder español”.   Regresó a Caracas animado de su convicción revolucionaria. Enseguida emprendió su brillante, fugaz, apasionada, apoteósica y estratégica campaña militar, así como sus dotes de Excelso estadista para libertar y luego gobernar a varias nuevas republicas, como: La Nueva Granada, el 7 de Agosto de 1819, independizada con la batalla de Boyacá. Venezuela, el 24 de junio de 1821 con la batalla de Carabobo, El Ecuador, el 24 de mayo de 1822, con Pichincha, El Perú, el 9 de diciembre de 1824, con Ayacucho y creación en las Altas Provincias del Perú de la República de Bolivia, el 6 de agosto de 1825.
Al finalizar brillantemente la independencia de unas cuantas antiguas colonias españolas y convertirlas en nuevas repúblicas hispanoamericanas, comenzó paulatinamente el viacrucis en la vida del consagrado, apreciado y respetado El Libertador Simón Bolívar.  Después de más de dos décadas dedicado a una ardua y brillante carrera de las armas, política y de estadista, empezó a desmoronarse el gran sueño y proyecto de la República de La Gran Colombia, creada por iniciativa de El Líder de América, el 17 de diciembre de 1819 y aprobada por el Congreso de Angostura ese año. Esta iniciativa consistía en establecer una republica fuerte para competir en igualdad de condiciones con las potencias europeas y asimismo consolidar y mantener su independencia. Debido a una serie de hechos tales como: diferencias territoriales, políticas, jurídicas y sociales de las repúblicas integrantes de la misma: Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, además las grandes distancias de sus superficies y las variadas costumbres, echó por el suelo ese gran proyecto de El Libertador, de la existencia, consolidación y vigencia de la República de La Gran Colombia.
Culminada la emancipación de varias colonias y al pasar dos décadas comenzó en Venezuela el resentimiento de la clase política por pertenecer al gobierno central de la Nueva Granada.  En ese sentido, el general venezolano José Antonio Páez fue el propulsor y ejecutor del comienzo de la desintegración de La Gran Colombia, en la Nueva Granada inició el sempiterno contrariado de El Libertador Simón Bolívar, el general Francisco de Paula Santander y un vasto sector político de ese país, que incluso intentó un magnicidio contra él en 1828 en Bogotá. En el Ecuador alentaba la discordia el general José Obando, que además fue señalado de ser autor intelectual del vil asesinato de El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, el 4 de junio de 1830. En el Perú hubo militares y civiles desleales y conspicuos de la causa patriota contrarios a ese proyecto. Entre los traidores sobresalieron: Riva Aguero y Tarre Tagle, quien en su condición de primer magistrado del Perú se pasó al bando español.
Como respuesta contundente a ese conjunto de evidencias, traiciones, dificultades y amenazas que se incrementaban cada día y destruía su Gran Colombia, El Libertador Simón Bolívar, al culminar la tormentosa Convención de Ocaña en 1828, hizo esfuerzos para conciliar las facciones creadas el seno de La Gran Colombia. Por tal motivo, convocó el Congreso Constituyente de Colombia. Él mismo se invitó para el 24 de diciembre de 1828. Su instalación se realizó el 20 de enero de 1830 y culmino el 11 de mayo de ese año. Al instalarse el cuerpo deliberante El Libertado renunció al cargo de Presidente de La Gran Colombia. El Congreso no aceptó el abandero del cargo al argumentar que entre sus facultades no estaba previsto decidir al respecto.
El 29 de abril de 1830 se promulgó la Constitución en la cual se determinó que La Gran Colombia era un país con sistema político republicano de gobierno alternativo y de estructura centralista.  Son nombrados presidente de la República Joaquín Mosquera y vicepresidente  Domingo Caicedo. A medida que continuaban las deliberaciones en el Congreso, avanzaba la desmembración de La Gran Colombia.  Al comprobar Simón Bolívar que los deseos y objetivos que ansiaba con la ejecución de esta Magna Asamblea Parlamentaria, no satisfacían sus deseos y no avanzaba, decidió irrevocablemente abandonar el cargo de Jefe del Poder Ejecutivo de su ansiado sueño de La Gran Colombia. En su discurso de despedida anunció: “La República será feliz, si al admitir mi renuncia nombráis de presidente a un ciudadano querido de la nación; ella sucumbirá si os obstinaseis en que yo la mandara. Oíd mi suplica salvad la República; salvad mi gloria que es de Colombia”
Luego de esta determinación trascendental para el destino de La Gran Colombia y el suyo, grandemente decepcionado por los últimos sucesos acaecidos en los tres territorios, emprendió viaje según su deseo al extranjero. Pero sus condiciones de salud y económica deplorables no le permitieron cumplir el anhelo de un nuevo exilio. En su lugar se fue para Santa Marta, en la Nueva Granada, donde pasó los días de angustia, dolor, agonía y enfermo en precarias condiciones.     En dicha tierra hospitalaria el alfarero de Repúblicas, el Genio de América y el máximo hombre público que ha tenido Venezuela en toda su historia, falleció Simón Bolívar en un estado lastimoso en contradicción a su rango notable de preclaro y líder cuidaban en todos los sentidos, el 17 de diciembre de 1830.
En esta ocasión evoquemos su legado como hombre demócrata y preocupado del destino pleno de las patrias liberadas del atroz yugo español.  Frente a estos momentos aciagos que padecemos los venezolanos actualmente, rememoremos sus hazañas para ver si volvemos a disfrutar la otrora Gran Patria que nos dejó el inolvidable Simón Bolívar. Alejo García Sierra.

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