Opinión
Criptoenergía sin control: Malasia frente a su oportunidad perdida
10 de junio de 2025
Por Moisés Orraiz *
La minería de criptomonedas podría convertirse en una fuente de ingresos estratégica para Malasia. Sin embargo, el país enfrenta un problema que se le escapa por los dedos: la minería ilegal y la falta de regulación clara. Mientras el mercado global de criptominería proyecta un crecimiento explosivo hacia los 5.130 millones de dólares en 2025, Malasia permanece atrapada entre el potencial latente y el caos energético.
Una economía paralela que consume energía real
Según la multinacional Tenaga Nasional Berhad (TNB), entre 2020 y 2024 se perdieron más de 100 millones de dólares en electricidad robada por operaciones mineras clandestinas. Es una cifra que no solo revela el tamaño de la economía informal, sino también el desperdicio de un recurso que, bien gestionado, podría alimentar ingresos fiscales y atraer inversión tecnológica.
En lugar de criminalizar por completo el fenómeno, el informe de la Access Blockchain Association of Malaysia sugiere una ruta alternativa: formalizar parte de esta minería. Esto transformaría pérdidas eléctricas en ingresos para TNB, y en impuestos para el Estado. No se trata de legalizar la ilegalidad, sino de reencauzar un flujo económico que ya existe, aunque hoy actúe en las sombras.
El talento legal que no quiere brillar
Otro dato revelador: existen operadores legales de criptominería en Malasia, muchos de ellos de mediana y gran escala. Pero operan en silencio, temerosos de ciberataques, robos físicos y cambios regulatorios súbitos. Esta desconfianza no es gratuita. La falta de marco jurídico específico ha generado un clima incierto que frena el desarrollo del sector.
Mientras tanto, empresas como Hatten Land ya exploran asociaciones de infraestructura minera en Melaka, con actores como Hydra X y Frontier Digital Asset Management. El interés está, el capital existe, y la demanda energética lo confirma. Pero el Estado malasio aún no articula una visión coherente que permita capitalizar esta ventaja competitiva.
El potencial perdido… o por despertar
Malasia ocupa entre el séptimo y octavo lugar mundial en tasa de hash, lo que representa aproximadamente un 2,5 % del total global en minería de Bitcoin. Esto es significativo. Con buena conectividad a Internet, energía hidroeléctrica abundante y experiencia en finanzas islámicas, el país podría posicionarse como hub regional para la criptoindustria.
Pero para lograrlo, necesita algo más que tecnología: necesita políticas claras. Licencias específicas para mineros, incentivos para operaciones verdes y cierres de vacíos legales en torno al robo de electricidad son medidas urgentes.
El caso de Venezuela ofrece una lección directa: allí, la minería de criptomonedas fue primero tolerada, luego impulsada y finalmente reprimida bajo controles caóticos y confiscaciones arbitrarias. Lo que pudo haber sido una fuente de ingreso y estabilidad en un entorno inflacionario terminó convirtiéndose en un símbolo más de desorden institucional. Malasia aún tiene margen para evitar ese camino.
La minería ilegal no es solo un problema energético, es también una señal de desconexión entre innovación tecnológica y capacidad regulatoria. Si Malasia aspira a capturar parte del próximo ciclo de crecimiento cripto, deberá dejar de improvisar. En este sector, como en los mercados, la indecisión cuesta caro.
*Trader Retail y fundador de GrizzlyTraders