Otro vicio lingüístico: palabras clichés
Germán Carías Sisco
Es mal hábito idiomático aplicado por inercia en el hablar cotidiano. No solo carencia de vocabulario sino desconocimiento de elementales normas gramaticales. Son los llamados vocablos clichés, muletillas o latiguillos, repetidos excesivamente en expresiones orales o escritas. Sin embargo, no deben confundirse con frases hechas, dichos o refranes aceptados por la Real Academia española en citas textuales de discursos, obras literarias o periodísticas. De origen francés, el término cliché es usado comúnmente en español en voz sustantiva para denominar el clisé de imprenta, la tira de película fotográfica con imágenes negativas y lugar común, idea o enunciado demasiado reiterativo por formulismo. Todos los días las escuchamos en conversaciones familiares o públicas, así como las leemos en obras literarias, periódicos, revistas o semanarios. Son locuciones tan difundidas reiteradamente que la gente las convierte en modelos pre establecidos y las internacionaliza en vocabulario común. Es falta de originalidad y creatividad, aunque tan viciosa manía haya originado un extenso diccionario popular con numerosos ejemplos. Ahí se enumeran en orden alfabético entre tantos, los siguientes y más conocidos: “Al filo de la navaja”, “Amor a primera vista”, “Baño de sangre”, “Blanco como la nieve”, “Calor abrasador”, “Craso error”, “Dientes como perlas”. O también: “Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”, “La noche es joven”,”A todos nos llega la hora”, “Es un secreto bien guardado”. No obstante que algunos los consideran útiles como los cineastas y novelistas, la Real Academia española recomienda no emplearlos ni al escribir o hablar, al conceptuarlos de carentes de iniciativa y vocabulario. Otro censurable vicio lingüístico.