Llanto, dolor y conmoción causó en todo el Táchira la insólita tragedia automovilística donde perecieron otros dos niños. Uno, apenas bebé, de 8 meses de nacido. El otro, empezando también a vivir, de solo 5 años. La madre, quien acababa de cumplir 24 años, quedó gravemente herida, inconsciente a un lado de la vía. La arrastró casi un kilómetro el vehículo Chevrolet que conducía una dama, allá cerca del punto de control de la Guardia Nacional en La Pedrera, en ruta a Barinas. Los 2 infortunados infantes, Javier Santiago Contreras Rueda y su hermanito Henderson Alberto, eran hijos únicos de Sandra Cecilia Rueda Pineda, quien sobrevivió milagrosamente y hoy permanece bajo cuidadosa atención en el Hospital Central de San Cristóbal. La choferesa trató de escapar en su propio auto, con el cadáver del bebé en el parabrisas, pero logró ser perseguida y bloqueada por dos motorizados que vieron la colisión, hasta que fue detenida por 2 policías. Alegó perder el control del vehículo por supuesta falla de frenos y pidió la trasladaran a una clínica por padecer presunto infarto cardíaco No obstante, todavía el caso sigue siendo investigado por las autoridades de tránsito y aún no ha sido esclarecido definitivamente. Ante la absurda muerte de los 2 infantes, recordamos fragmentos finales de la oración católica por los hijos muertos que transcribió el padre español Javier Leoz Ventura: “Cuando perecen dos niños y cierran prematuramente los ojos, dos nuevos ángeles nacen en el cielo”. La tragedia vial de La Pedrera obliga a hondas meditaciones, sobre todo la revisión exhaustiva de permisos, títulos y certificados médicos para manejar en la proliferación de indocumentados, enfermos o inhabilitados de avanzada edad. (Germán Carías Sisco) [email protected]