Pedro A.Parra
Hace muchos, pero muchos años, era mi persona un muchacho, se anunciaba la visita de Fidel Castro a Venezuela y recuerdo que una de las consignas era: “Qué viva Cuba, viva Fidel y todos los que lucharon junto con él”; había toda una emoción por esa visita; emoción que no solo mostraban los jóvenes civiles, sino militares y población en general. Jamás pensé yo que esa persona iba a cometer tantos asesinatos, desapariciones, violaciones, violencia, abusos, terror, sangre, sudor y lágrimas, para que, después de tantos años de férrea dictadura, aquella consigna cambiase radicalmente por: “Qué viva Cuba, vivan los cubanos y todos aquellos que luchan para sacar a los Castro del poder”. Parecía un milagro, pero ese milagro se está poco a poco consolidando, y hoy está dando muestras serias de ir aumentando cada vez más el caudal de personas que se están uniendo a esta nueva gesta de independencia cubana.
Cuba está siendo sacudida por los cuatro costados; manifestaciones grandiosas han salido a la calle a protestar en contra del desabastecimiento y las colas, con consignas de “libertad”; manifestaciones pacíficas, pero con sabor a patria, que han sido interceptadas por las fuerzas de seguridad y brigadas de partidarios del gobierno comunista de Díaz-Canel, quien ha prometido “represión”, llamando a los revolucionarios comunistas a combatir a los cubanos que protestan. Ya han desmantelado bodegones de la dictadura que solo vendían en divisas, en una pobre nación golpeada por la pandemia, con descontrolados contagios, colapso hospitalario y escasez de medicinas.
Lo que comenzó en el poblado de San Antonio de los Baños, en el suroeste de La Habana, se ha extendido a otros sectores, desde Santiago de Cuba, en el oriente, hasta Pinar del Río, La Habana y Matanzas, en el occidente. Los gritos estremecedores que se escuchan son “abajo la dictadura” y “libertad”, ya no demuestran sino una sola cosa, el pueblo cubano salió decidido a firmar de nuevo su Acta de Independencia y, después de más de 60 años, se dieron cuenta de que están ante la presencia de uno de los países más pobres del Universo y, aparte de ello, la violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad son una constante permanente. Miles y miles de cubanos se han ido fuera de su patria, y otros han muerto, ahogados o asesinados por la dictadura comunista imperante en su nación. Y, hoy, el hambre, las enfermedades, la escasez de alimentos, la concientización de los jóvenes, y tantas otras penurias, preocupaciones y angustias, han despertado la conciencia del ciudadano cubano, que se han atrevido a decir: ¡Basta!
Otro engaño más, cuando Fidel Castro se despedía de su madre, antes de ir a dar su primer discurso como presidente de Cuba, en un humilde hogar donde su madre vivía junto a Juanita, su hermana, su madre empezó a escuchar su discurso y, cuál no sería su asombro cuando, finalizándolo, se declaró “comunista”. Inmediatamente su madre reaccionó y le dijo a su hija: ¿Escuchaste lo que dijo Fidel?, y Juanita le respondió: “Mamá, Fidel es un gran comediante, y lo que le importa es el dinero”. Luego vendrían los grandes cambios.
Cuando siendo Rómulo Betancourt presidente de Venezuela, Fidel Castro visitó a nuestro país, pretendiendo que, como había tenido muy buena acogida su visita en vastos sectores nacionales, podría conseguir que Rómulo le regalase $ 300.000,oo y le donase petróleo mientras consolidaba su revolución, Rómulo fue severo y directo, y le dio como respuesta: “El dinero y el petróleo que tenemos en nuestro país es para el beneficio de los venezolanos”.
Cuán contento me siento de esta reacción del pueblo cubano, un poco tardía, pero reacción al fin, que va a permitir que Cuba sea de nuevo la isla consentida del Caribe y vuelva, poco a poco –de consolidarse estas protestas-, a ser una región próspera en lo económico, grande en lo social, educativo y cultural, y poderosa en lo moral y en los principios y valores que deben regir los pueblos temerosos de Dios y con deseos de prosperidad y solidaridad.
Vamos a unirnos en oración y a pedirle al Todopoderoso les dé a los cubanos las fuerzas necesarias para continuar avanzando en la búsqueda de un mejor porvenir, de democracia, libertad, amor y seguridad. ¡Sí se puede! ¡En la unión está la fuerza! ¡Dios aprieta, pero no ahoga! ¡No le dejemos a Dios todas las cosas, vamos a ayudarlo también! ¡Manos a la obra! ¡Es un hoy sin vuelta atrás!