Fernando Márquez
La ciudadanía está viviendo una crisis orgánica intencional sin precedentes, donde su lucha ha logrado no legitimar las verdaderas intenciones del régimen que es legalizar a como dé lugar Estado Comunal. El 6 de diciembre del 2020 los venezolanos en cada rincón del país demostraron una gran desobediencia civil ante la tiranía, no creyeron en chantajes por parte de los que hoy tienen secuestrado el poder. Nicolás Maduro no cuenta con la autoridad de los ciudadanos y quedó muy claro que más del 80% del país quiere salir del actual sistema. Esto no significa que toda la ciudadanía esté conforme con la estrategia y el actual liderazgo opositor, los ciudadanos esperan otras estrategias y conceptos claros, además de una narrativa disruptiva que conecte con la ciudadanía.
Los líderes y las bases deben conectarse, sentir la realidad que padecen las familias venezolanas, en barrios, caseríos, zonas rurales y en general en cada hogar. La intencionalidad con la que el régimen destruye nuestra república y modo de vida, debe despertar a los dirigentes para unirse y vencer la crisis de percepción y la atomización producida por el propio régimen.
Ante esta amenaza de querer instaurar a como dé lugar el Estado Comunal para ponerle la corona a Maduro, traicionar la vida republicana y constitucional que tenemos los venezolanos, es deber unificarnos para poder vencer. El régimen ha advertido que en el 2021 la promesa del nuevo modelo de Estado viene. Tenemos un deber como dirigentes: conectarnos con los ciudadanos y explicar el peligro latente que representa la conspiración del régimen de acabar con nuestra cultura y manera de vivir desde que nos independizamos como país.
Somos republicanos, con todas sus fallas, fuimos construyendo con sacrificio de generaciones la democracia y más allá de los errores del pasado, debemos pensar cómo salvar el presente para construir un mejor futuro, pero para generar la organización con un concepto claro, se necesita nuevamente volver a los orígenes de la política: la conexión con la realidad, con la familia que son quienes llevan del bulto en esta etapa transición que pretende el régimen materializar en nuestro Estado Republicano.
Tenemos un reto titánico por realizar y es impedir el Estado Comunal, salvar la república, la constitución y la democracia real en nuestro país. Debemos hacer un llamado a la unidad en el concepto de unidad de acción, el reto de unirnos debe estar en salvar a la familia venezolana como centro de la hegemonía y desarrollo del país, ese será el principal obstáculo del régimen. Las familias venezolanas con su fuerza y gallardía han impedido que el plan oculto, perverso y morboso de los que ostentan el poder no se materialice. Debemos ser fuertes y volver a la base y desde abajo hacia arriba construir las capacidades para enfrentarnos al sistema más peligroso de nuestra historia porque es la unión ciudadana la que genera la fuerza para poder activar los mecanismos nacionales e internacionales y lograr nuestra liberación.