Opinión

Día Internacional del Migrante

19 de diciembre de 2017

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Desde tiempos remotos, la historia de la humanidad ha sido escenario de grandes migraciones. Las mismas consisten en el desplazamiento de población de su lugar de origen a otros sitios y da motivo a un cambio de la residencia habitual de las personas. En el caso de los animales, se produce una mudanza de su hábitat. La migración humana está formada por dos procesos: uno es la emigración de un lugar o país de donde sale la población a un nuevo destino. Y el otro es la inmigración, la cual radica el lugar o país donde arriban los migrantes. La migración animal es el traslado periódico estacional o permanente de especies de animales de un lugar a otro. Las migraciones desde la antigüedad tuvieron su aparición, por variables económicas, sociales, conflictos tribales o la aventura para conocer o buscar una mejor forma de vida.
La historia ha reflejado enormes movimientos económicos, geográficos, culturales, sociales y políticos que dieron lugar a grandiosos desalojos en masa de pueblos en forma espontánea o forzada. Veamos algunas migraciones acaecidas de vieja data. En la época prehistórica existió la expansión de la humanidad a las zonas habitables. En la antigüedad, Grecia, Roma y Cartago forzaron flujos migratorios con el propósito de instaurar colonias para agrandar el comercio de la metrópoli. En la Edad Media, por un lapso de un milenio en Europa hubo tres procesos migratorios masivos: las invasiones bárbaras, la expansión del Islam y la constitución del Imperio Bizantino, sustituido en la Edad Moderna por el Imperio Otomano.
Al descubrirse el continente americano, millones de personas inmigraron a los recientes territorios. A raíz de la Revolución Industrial en el siglo XIX, iniciada en el siglo anterior en Europa, se consolidó un crecimiento del colonialismo, con la finalidad de obtener materias primas para el proceso de industrialización emprendido por unos cuantos países del Viejo Mundo. En los siglos XX y lo que va del XXI la propagación y aparición de los medios de comunicación, la innovación de la tecnología, la construcción de unidades de transporte, han forzado las migraciones masivas de personas, causadas por aspectos socio-económicos debido a la desigualdad entre los países desarrollados y subdesarrollados, así como a la imposición de medios y políticas draconianas de malos, pésimos e inhumanos gobiernos causantes de la migración de millones de sus habitantes en busca de mejores situaciones de vida (cualquier parecido con el calvario que vivimos los venezolanos por culpa del desalmado gobierno socialista de Nicolás Maduro, es pura coincidencia…).
El desplazamiento de seres humanos alrededor de las fronteras de las naciones tiene su origen cuando se crearon los límites entre las mismas. Actualmente la migración es parte importante del proceso de globalización. Forma un componente estelar del desarrollo de los países industrializados. Ante la infinidad de problemas por la emigración, las Naciones Unidas exhortan a la comunidad internacional a solucionar lo mejor posible basado en los derechos humanos, la igualdad y la sostenibilidad. A tal fin, en el 2013, expresó: “La búsqueda de mejores condiciones de vida y de trabajo, el mercado mundial del trabajo, las desigualdades económicas, sociales y demográficas persistentes, las violaciones de los derechos humanos, los cambios ambientales así como los conflictos y la violencia son impulsadores de la migración. Cerca de 214 millones de personas, vale decir, el 3 % de la población mundial, de las cuales prácticamente la mitad son mujeres, viven fuera de su país de origen. La migración forma parte integral del proceso de desarrollo. La migración Sur-Sur es casi tan frecuente como la migración Sur-Norte y es probable que aumente en el futuro próximo”. Naciones Unidas.
De acuerdo a los especialistas, consideran a las migraciones como un fenómeno demográfico muy complejo a consecuencia de diversas causas y a la vez difíciles de determinar. Las principales causas para producirse las migraciones, son entre otras las siguientes: la persecución y venganza política conlleva a millares y hasta millones de personas a dejar su país para residenciarse en otro que le ofrezca mejores condiciones. Al emigrar por persecuciones políticas de su lugar nativo, se denominan “exiliados políticos”. También se producen persecuciones étnicas, religiosas o tribales. La base cultural de una población orienta a las personas a qué país o lugar desean emigrar. Las causas socio-económicas son determinantes en los procesos migratorios. De ahí que la mayoría de emigrantes que toma la decisión de salir de su país lo hacen por motivos financieros, al tratar de huir de la pobreza, conseguir trabajo, hallar mejor nivel de vida, alcanzar convenientes condiciones de trabajo, remuneración y trato. Amén de emigrar por asuntos de supervivencia. El estado de hambre, miseria e inseguridad en las naciones subdesarrolladas obliga a las personas a arriesgar su vida, con la opción de salir del estado de penuria. Los vínculos familiares son prioritarios para emigrar las personas con la esperanza de salir de la situación de pobreza. Los conflictos bélicos y demás problemas internacionales son alicientes para producir las migraciones forzadas. Las grandes catástrofes como terremotos, huracanes, inundaciones, sequías prolongadas, ciclones, epidemias, tsunamis y otros fenómenos similares son causantes de grandes desplazamientos de seres humanos.
En los países de origen, la emigración supone un alivio ante una vigorosa demanda de empleo. Mientras que en los países receptores causa ciertos efectos negativos. Entre algunos prejuicios infundados por la clase política receptora son: incremento del desempleo, disputa de servicios sociales, merma de los salarios, deprimir los precios de bienes muebles e inmuebles, contaminación por enfermedades, generación de violencia y delincuencia. Sin embargo, millones de emigrantes han aportado sabiduría y trabajo para el desarrollo de esos países.
La Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 55/63, del 4 de diciembre de 2000, decide proclamar el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante, como un esfuerzo para proteger efectiva y permanente los derechos humanos de todos los migrantes en el mundo. En ese orden, exhorta a los gobiernos tratar humanamente la ola de inmigrantes que arriban a sus fronteras y les sugiere excelentes relaciones con los mismos. Del mismo modo agradecemos la hospitalidad de nuestros emigrantes en sus países. En esta oportunidad los millones de padres que tenemos seres queridos en el exterior pedimos al Todopoderoso los bendiga, los proteja, les abrigue con el manto de la confraternidad, les de buena salud y bienestar. Bienaventuranza a nuestros hijos y demás familiares allende de la frontera patria. Loas a la osadía de buscar nuevos derroteros. (Alejo García S.)
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