A medida que el mundo ha avanzado desde una perspectiva deshabitada hacia un sistema de abundancia, la actividad humana ha alterado, por diferentes medios, los sistemas ecológicos de subsistencia. De ahí que los conceptos y modelos económicos tradicionales fueron desarrollados y aplicados sin tomar en cuenta muchas variables. Al proponernos un estilo de prosperidad sostenible, con la finalidad de lograr un bienestar humano y equidad social, que disminuye los riesgos ambientales y la escasez ecológica, es necesario y prioritario fomentar una nueva visión de la economía y la relación de la misma con el resto del hemisferio; es indispensable un enfoque adaptado, practicado y ejecutado a las nuevas condiciones y exigencias enfrentadas en esta época de la globalización.
Necesitamos un desarrollo económico respetuoso de los límites del planeta, conciliador con la dependencia del bienestar colectivo o con las relaciones sociales y la justicia, y además que acepte, como su misión final, el bienestar humano real, palpable y sostenible, y someramente el crecimiento del consumo material. Para alcanzar metas precisas en pro del bienestar de la sociedad, muchos organismos internacionales conciben a “la justicia social como un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro y entre las naciones. Defendemos los principios de justicia social cuando promovemos la igualdad de género a los derechos de los pueblos indígenas y de los migrantes. Promovemos la justicia social cuando eliminamos las barreras que enfrentan las personas por motivos de género, edad, raza, etnia, religión, cultura o discapacidad”.
En ese sentido, para la Organización de las Naciones, su objetivo central es: “la búsqueda de la justicia social para todos, es el núcleo de nuestra misión global para promover el desarrollo y la dignidad humana. Entre tanto, la adopción por la Organización Internacional del Trabajo sobre la justicia social para una globalización equitativa es sólo un ejemplo reciente del compromiso del sistema de las Naciones Unidas para la justicia social. La Declaración se centra en garantizar resultados equitativos para todos a través del empleo, la protección social, el diálogo social, y los principios y derechos fundamentales en el trabajo. El logro de esta justicia social está también estrechamente vinculado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
En atención a ese esmero, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Resolución 62/10, invitó a los Estados Miembros a dedicar un día especial para promover a nivel nacional una serie de actividades en concordancia a los objetivos y las metas previstas en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y la vigésimo cuarta Sesión Especial de la organización mundial. A tal efecto, proclamó el 20 de febrero, el Día Mundial de la Justicia Social. A partir de 2007, los Estados hacen esfuerzos para incrementar la erradicación de la pobreza, el pleno empleo, el trabajo decente, el acceso al bienestar social y justicia para todos.
En el 2010, en el mensaje para el Día Mundial de la Justicia Social, el secretario general de la ONU para entonces, Ban Ki-moon, expresó: “En el Día Mundial de la Justicia Social reconocemos la importancia de la lucha contra la pobreza, la exclusión y el desempleo, con el fin de promover la solidaridad, la armonía y la igualdad de oportunidades en las propias sociedades y en las mismas… reflexionamos sobre la importancia de la justicia social en nuestros esfuerzos para forjar un mundo más estable, equitativo y seguro”. También destacó que “la justicia social se basa en los valores de equidad, igualdad, respeto a la diversidad, el acceso a la protección social, y a la aplicación de los derechos humanos en todas las esferas de la vida, incluso en el lugar de trabajo”.
Al practicar la justicia social, los seres humanos mantenemos un orden en la sociedad y tratamos de conseguir el bienestar común mediante el establecimiento de formas de actuar, castigos, comportamientos, sanciones ante los delitos y transgresiones a la legalidad. Amén de que la justicia social es indispensable para mantener la paz, porque la crisis agudiza las desigualdades sociales. Por eso, la Asamblea General de las Naciones Unidas tiene la concepción de que el desarrollo social y la justicia social son indispensables para conseguir, mantener la paz y la seguridad en las naciones y, al mismo tiempo, entre ellas. Asimismo, el desarrollo social y la justicia social no se alcanzan si no hay paz, seguridad o si no se respetan los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Al celebrar el 20 de febrero el Día Mundial de la Justicia Social, aboguemos porque tanto gobernantes como gobernados aunemos esfuerzos para tratar en lo posible de disminuir o erradicar la pobreza, promover fuentes de trabajo y unir mecanismos para obtener el bienestar social colectivo. Ante la atroz crisis que nos ha creado y profundizado la administración nefasta socialista, somos los ciudadanos los obligados y defensores en la búsqueda de la justicia social…
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Alejo García S.