Opinión

…distorsión y combustible (III)

11 de noviembre de 2019

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Julieta Cantos

El análisis y las propuestas sobre el tema de la gasolina siguen fortaleciéndose. A raíz de la lectura de las declaraciones de esta última semana, podemos concluir que la decisión acertada, tomada por las autoridades competentes, ha sido la de realizar el censo-auditoría en una serie de estaciones de servicio seleccionadas para tal fin.

Al implementarse la actualización del TAG, que en síntesis no es más que una base de datos, se podrán detectar, entre otros, los casos de sobrecompra y clonación. Esto permitirá controlar los “desajustes” al detal, es decir, el de los vehículos particulares y la carga liviana y mediana. Pero, como comentaba uno de nuestros lectores, se concentraría el problema del contrabando, que yo denomino “al mayor”, en las gandolas. Este negocio de extracción está muy bien articulado, porque es el que mueve millones, y es donde están involucrados todos los sectores -que no significa todas las personas-, en mayor o menor medida. Como se está justamente planteando la territorialización, la manera correcta, coherente y más práctica, sería a través de un sistema de geolocalización en las unidades de transporte de combustible, pudiéndose determinar su trayectoria, así como el incumplimiento de su ruta. Este sistema estaría conectado con una unidad de “genios informáticos”, o personal capacitado especialmente, para su manejo y control. Para ello solo se requiere una pequeña oficina discreta, inalterable y con supervisión permanente. En estos tiempos de tecnología avanzada, drones y otros, este planteamiento es casi un juego de niños. Yo me uno a este planteamiento, ya que es el que venimos sopesando hace tiempo ya.

Otro planteamiento de los lectores, vinculado con la propuesta anterior, tiene que ver con la implementación del sistema SISCOMB. Lo que quizás no tienen claro es que el SISCOMB es un sistema desarrollado por la propia PDVSA, hace rato, permitiendo leer el TAG, que no es sino una tarjeta electrónica. Es decir, es lo que se piensa rescatar con la propuesta de auditoría con el censo del parque automotor de nuestro estado.

Diversos planteamientos, reiterativos, tienen que ver con el incremento del precio de la gasolina a nivel internacional, como la panacea a este problema. Lamento disentir de manera categórica. El problema de la gasolina, como hemos dicho anteriormente, en cada uno de nuestros artículos referentes a este tema, es que es un negocio multimillonario, por ser el ingrediente principal para la producción de droga, en este caso, concentrada en nuestro país vecino, concretamente el departamento Norte de Santander. Ello significa que a cualquier precio que se ponga la gasolina, ese precio será pagado, porque el negocio lo vale. Recuerden que estamos hablando de uno de los negocios más importantes a nivel mundial. Si aumenta la gasolina, se paga, y se aumenta el valor del producto final: la droga. El aumento de la gasolina solo se justifica como una política de Estado muy bien concertada, luego de controlado el contrabando masivo, para generar recursos alternativos.

Ahora bien, una de las medidas adoptadas para poder llevar a cabo, y con éxito, las auditorías, tiene que ver con el previo censo cuantitativo del parque automotor de nuestras parroquias. Este censo fue realizado la pasada semana, participando comunidades organizadas, a través, entre otros, de sus consejos comunales, permitiendo tener una idea bastante aproximada de la cantidad de vehículos de cada sector. Este censo permitirá, una vez actualizada la data de los TAG activos, dividir la cantidad de vehículos entre la cantidad de estaciones de servicio de su territorio. El número que se obtenga de esta división será a su vez, por ejemplo, dividido entre 7 días, es decir lo equivalente a una semana, resultando la cantidad de carros de nuestra parroquia a ser atendidos diariamente. Esto que planteo es una simulación, para entender la realidad de nuestra situación, ya que cuando se realiza este simple ejercicio, podemos observar que con el combustible que llega al estado Táchira, aun en momentos deficitarios, como los actuales, habría suficiente para surtir a todo nuestro parque automotor, reponiendo cada 7-10 días. La conclusión, amigos, es la demostración de los niveles de extracción de contrabando. De las dimensiones del gran negocio que tienen unos cuantos para el deterioro de muchos: droga dependencia, muertos por adicción y, sobre todo, deterioro de una población joven en edad productiva, a nivel mundial.

El tema es apasionante, creo que las semanas que siguen pueden traer experiencias interesantes, si se implementan de la manera correcta. Sigan pues los comentarios y las propuestas de Uds. lectores y amigos, para aportar a través de esta columna que es pura Pasión por el Táchira.

Julieta Cantos/[email protected]

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