Opinión

Doctorado, postdoctorado y su relevancia social

17 de julio de 2024

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Hogan Vega y Dorli Silva

En Venezuela, cada vez que se hace acto de presencia en un centro de salud, en un organismo encargado de impartir justicia, en un registro, notaría, institución de cualquier índole municipal, regional, nacional, así como en una institución universitaria, entre otras, es común escuchar que se llama con la palabra doctor a cualquier persona. Al que usa una bata blanca, al que se encuentra bien vestido y ejerce labores de abogado, al político que llega en razón de un trabajo social, al individuo de clase social alta que usa corbata o tiene elegancia en su vestimenta, así como a cualquier profesional universitario, sin que tenga un doctorado. Todo ello ocurre por una especie de respeto, que condiciona a los ciudadanos formados en valores y principios, de la sociedad que impera en el intercambio social.

A diferencia, si se revisa la palabra doctor como sustantivo, dentro del mundo académico, aquella se refiere a alguien que ha obtenido un título de doctorado, que es el nivel más alto que puede obtener un profesional en su campo, dentro del área de postgrado y que se enfoca, principalmente, en la contribución de la investigación y conocimiento en un campo específico. El calificativo de doctor ha dejado de lado su verdadero propósito, que es el de hacer referencia a una persona que ha cursado este tipo de estudios superiores y que ha desarrollado investigaciones significativas, en un área de conocimiento.

El Diccionario de la Lengua Española (DLE, 2024) de la Real Academia Española (RAE), en su primera acepción indica: “Persona que ha recibido el más alto grado académico universitario”. Su sinónimo es graduado; la segunda acepción señala: “Título particular que da la Iglesia católica a algunos santos en atención al especial valor de la doctrina de sus escritos”. La tercera, por su parte, estipula que es un: “Médico u otro profesional especializado en alguna técnica terapéutica, como el dentista, el podólogo, etc.”. Esta última tiene como sinónimos a los términos médico, facultativo, galeno, matasanos. En otras palabras, ¿de dónde viene, dentro de la cultura del venezolano, el uso totalmente incorrecto de la palabra doctor, si el DLE la define con claridad y la academia en Venezuela regula muy bien la formación de doctores en las diferentes áreas de conocimiento? En Venezuela, se les llama doctores a los abogados, porque en épocas pasadas, el título obtenido que se otorgaba indicaba Doctor en ciencias políticas, a pesar de que la carrera de Derecho solo era una licenciatura, y no un doctorado.

Es necesario entender que, en Venezuela, los estudios universitarios oficiales se organizan en tres (3) niveles, que son: pregrado (tercer nivel) y postgrado (cuarto y quinto nivel). Los estudios universitarios de pregrado presentan carreras diferentes de tercer nivel, tales como derecho, ingenierías (en sus diferentes especialidades), licenciaturas (también con múltiples características), arquitectura, economía, contaduría, medicina, entre otras. En cuanto al postgrado, se tienen estudios de cuarto y quinto nivel; en cuarto nivel están las especializaciones y maestrías; en quinto nivel, los doctorados. Un doctorado es el máximo grado académico que se puede obtener; para acceder a su estudio se necesita haber culminado previamente estudios de tercer nivel y cuarto nivel; su objetivo es adquirir las competencias y habilidades necesarias, para la investigación científica de calidad; su duración puede ser de tres (3) a seis (6) años, lo cual depende de la respectiva universidad. El doctorado es, en esencia, un proceso de formación en investigación, que conlleva como resultado, en la fase de tesis, producir una contribución original al conocimiento; esta aportación debe ser, por fuerza, interpretada estrictamente. Se requieren buenos conocimientos de investigación, para orientar y diseñar un estudio adecuado, que ofrezca una contribución al tema en referencia. Por lo que el tesista debe asegurar, a lo largo de su investigación, además de tener una comunicación fluida con académicos, es el cumplimiento de los estándares exigidos en las normativas internacionales y nacionales, así como los propios de cada universidad.

La tesis debe ser un producto personal, que represente un aporte valioso para el campo de estudio y demuestre autonomía de criterio intelectual y científico, capacidad crítica, analítica, constructiva, en un contexto sistémico, así como el dominio teórico y metodológico de los diseños de investigación científica. Aquella será incluida en la base de datos de la universidad respectiva, y será consultada o referenciada por otros investigadores y tesistas. Muchas veces se encuentran las siglas PhD que es la abreviatura anglosajona de Doctor of Philosophy; éste es un título de doctorado, en investigación original, que se obtiene en una universidad extranjera. En el mundo anglosajón, el título de Doctor en Filosofía es un título de doctorado especializado en investigación, en áreas tan diversas como las ciencias sociales y económicas, áreas científicas, médicas o de las humanidades.

Otra forma de contribuir con el proceso de formación de investigadores, está constituida por los estudios no conducentes a grado académico, conocidos como estudios de postdoctorado, que se realizan más allá del doctorado (quinto nivel). Su objetivo es profundizar conocimientos en un tema especializado, muchas veces al seguir su línea de trabajo doctoral. La investigación postdoctoral a menudo se considera esencial para la misión académica de la institución de acogida, y se espera la producción de publicaciones. La duración del programa de investigación postdoctoral dependerá directamente de la dedicación de cada participante. Para poder egresar, el participante deberá presentar todos los recaudos, redactar y publicar en la revista digital de una universidad, un artículo científico en el área de especialidad de cada investigador, y contar con el asesoramiento y acompañamiento de un académico experto quien le asesorará.

Sin doctores no habrá investigación y, mucho menos, la transformación productiva que requiere un país. Aunque haya esfuerzos internacionales y nacionales, sus resultados discretos son, apenas, el comienzo de un camino largo en la política de formación doctoral. Cabe anotar que, en un país, su desarrollo se mide por la calidad y el nivel de educación que tengan sus habitantes, lo cual se traduce en una mejor calidad de vida. El fenómeno que se vive en Latinoamérica, donde la mayoría de la población abandona sus estudios, para dedicarse a la vida laboral, al olvidar sus metas y planes de vida. Se aleja de tener un estatus en la sociedad, así como de obtener títulos académicos de quinto nivel; ahora bien, las personas disfrutan y se enorgullecen cuando les llaman doctor; se crecen en valentía, representa un gran honor, les estimula respeto y se les olvida que no cuentan con esa alta dignidad.

De igual manera, la Academia otorga el Doctorado Honoris Causa, principalmente a personajes que se han destacado en diversos ámbitos profesionales, sociales y culturales, que no necesariamente cuentan con una trayectoria académica.  En todo caso, es el máximo reconocimiento honorífico que da una universidad o claustro a personas eminentes. En definitiva, el Doctorado Honoris Causa es un reconocimiento relevante en la academia y la sociedad en general.

Es necesario formar doctores con la convicción de que sean rectos, responsables, honestos, equilibrados, críticos y perseverantes en la conquista de la investigación, para que sus aportes sean significativos para la humanidad en general.  Ello ocurrirá si existen docentes con las competencias requeridas en cada área del conocimiento, enfocados en una sola dirección, la excelencia. La práctica social produce seres humanos conscientes de sí mismos, que originan conocimiento y enriquecen el alma (espíritu). Son creativos, con actitudes críticas, elevan el respeto de los seres humanos y de la naturaleza, así como con sus vecinos, para lograr interacciones sociales apegadas a la problemática de las realidades de cada país. Nelson Mandela (1918-2013) señalo: “Es a través de la educación que la hija de un campesino puede llegar a ser médico, que el hijo de un minero puede llegar a ser cabeza de la mina, que el descendiente de unos labriegos puede llegar a ser el presidente de una gran nación”.

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