Opinión

Don Luis Armas entre la guitarra

19 de febrero de 2025

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Néstor Melani-Orozco

Anoche mientras pintaba, mi buen amigo y cronista Gustavo Gari Altuve me envió la carta del pintor dirigida a don Luis Armas. Fue regresar los silencios y de amor caminar por los mundos del arte moderno… «A los 27 años llegué a Paris con cincuenta bolívares de mi pago de profesor de la escuela de Bellas Artes de Maracaibo, iba de amor en la necesidad de un mundo plástico en las lecturas de la vida»… Siempre lo manifestamos de un gran orgullo al valor humano; al eco sagrado de las numeraciones físicas del ideario de las ilustraciones… Me fui aquella mañana de un precioso invierno de nuestra ciudad de San Cristóbal hasta la casa de Don Luis Armas. Me invitaba el insigne maestro para mostrarme unas fotografías de la «Jazz Band» de La Grita de 1935, como adivinando los tiempos y las virtudes fantásticas del viejo Domingo Moret, del saxofonista Julio Mora y de Pepe Melani.

Mientras de suceder en el alma a través de una gran ventana se podía desde aquel lugar de La Popita ver a la ciudad y en las líneas verticales de aquel invierno pude comprender más los Penetrables como dibujos esotéricos y místicos de Jesús Soto.

 El insigne músico me mostró los recuerdos y después de hablar hechos encantos me llevó hasta su biblioteca en el solar de flores y árboles destilando las gotas del agua. Allí entre los álbumes pude descubrir en la proa de un barco al maestro Luis Armas, junto al juvenil guayanés Jesús Soto camino de Francia. -Me lo dijo el mentor – y desde cada emoción me narró: «Al despedirse el muchacho pintor, yo le regalé mi guitarra»… Con lágrimas recordó aquellos momentos mediterráneos y mirando un cuadro con vidrios estaba una carta. Donde el joven estudiante de las ideas constructivistas ya en París le narraba como se ganaba la vida en los cabarets con la guitarra que bien le obsequió en la despedida en el Puerto de Marsella.

 Se abría aquella mañana de invierno en el manifiesto de un San Cristóbal en sede haberle regalado «El Violín de Igres» de quien viviría de la guitarra durante doce largos años, antes de mostrar los testimonios del Arte Cinético del mundo. En un credo de investigaciones, archivos, bibliotecas y búsquedas notables. Negó inscribirse en la Facultad de las artes. Y el gobierno de Venezuela le suspendió la beca. Fue vivir de la guitarra. Quien muy después lo narró el cantor Paco Ibañez… Entonces recordé cuando desde mis viajes pude encontrar en el George Pompidou el manifiesto óptico de Soto. De verlo en la Fundación Miró de Catalunya en Barcelona de los espaciosos hechos del MoMa de New York. Del Arte Moderno de Caracas, Buenos Aires, México, Sao Paulo, hasta Roma. Para manifestar el esferal gigante del símbolo rojo de Tokio en Japón y de dignidades en las transparentes aguas del Orinoco muy cuando llevé a la Casa del Congreso de Angostura mis obras de «Bolívar Pueblo» y la noche de la inauguración navegamos por el río junto a Samantha Jiménez, Benito Iraidy, mi bella Carmen Vitoria, doña Alba Jiménez y Alfredo Hospedales.

Era rendirle un tributo a Jesús Soto el interesante artista padre del Cinetismo. Para la eternidad de las luces desde las aguas del gigante río. Recordé las meditaciones desde sus ideas de Cézanne hasta las palabras de Rubén Nañez o el clamor a los museos del mundo, donde vivirá aquel momento de la guitarra y de cantares «La Barca de Oro» para volver a invitar a Juvenal Ravelo en lo más grande y a Carlos Cruz Diez en las armonías a los mensajes de Jesús Soto en los linajes geométricos y vibrantes del grande padre del sentido universal. En los testamentos de las vanguardias más eterno que Vasarely con los lenguajes del judío Agam en los delirios poéticos del arte moderno. En lo notable de Gego. Gertrud Goldschmidt y ahora de su nieto, Elías Crespín, expuesto en las salas del Museo del Louvre. Un venezolano vivo en la manifestación de la vida francesa…

Guardé en mis recuerdos aquel encuentro con el personaje que le regaló la guitarra a Jesús Soto, desde los encantos de una leyenda a los hechos de veinte años de su infinito. Para algún día de honor venezolano traerlo al Panteón Nacional en lo más inmenso de la cultura de América.

*Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York 1994. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte.

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