Opinión

Educación libre y autonomía universitaria

29 de enero de 2020

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Los agravios en contra de la universidad, institución fundamental del país, junto al maltrato socioeconómico a los integrantes de sus comunidades universitarias (profesores, estudiantes, empleados, obreros y egresados) y a sus respectivas familias, son parte del mismo problema del caos de la sociedad y su causa común y única: régimen y sus fines.

Por su naturaleza, las universidades nacionales democráticas y autónomas, comprometidas con la verdad, desarrollo, libertad, formación de la juventud, DD.HH. y al sistema democrático de la República, son antípodas a un régimen militarista-comunista al margen de la Constitución; de verdad adulterada y de circunstancias, que no acata la autonomía universitaria, consagrada en el Art.109, constitucional, ni respeta la vigente Ley Nacional de Universidades, ni derechos   socioeconómicos obtenidos por sus profesores, estudiantes, empleados y obreros.

En el Plan Socialista de la Nación, fórmula oficial del comunismo, socialismo siglo XXI, ahora, el acomodaticio “Progresismo”, urgido en el Foro de Sao Paulo, se propugnó la destrucción de universidades para la democracia y fundar “universidades revolucionarias”; objetivo central de la desinstitucionalización del sistema democrático, del Estado de Derecho y de la sociedad democrática, en la que la educación y la institución universitaria son los mejores factores de desarrollo.

Las sucesivas decisiones del ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia   desconocen el soberano principio de la Autonomía Universitaria, más el afán del arbitrario Consejo Nacional de Universidades –CNU-, con el cerco financiero y el llamado a “elecciones universitarias”, a partir del  próximo 27 de febrero, con una ley anticonstitucional que descompone la naturaleza y orden académico del claustro (demagogia y verborrea: todo el mundo vota y todos los votos son iguales), soliviantan en esta etapa final del “proceso revolucionario”, más intervencionismo hacia el cierre o el control total del sistema universitario de la Nación.

Las universidades, sus comunidades unidas y sus acreditados claustros académicos, alrededor de sus legítimas autoridades, apoyadas por las correspondientes sociedades civiles regionales, deben levantar las dignas e históricas banderas de la autonomía y democracia, para realizar sus elecciones conforme a la Ley de Universidades, sus reglamentos propios y autonómicos, siguiendo lo programado por las comisiones electorales, sin el control arbitrario y contaminante del CNE. Rechazar, así, las pretensiones hegemónicas del régimen…

Contextualizar el conflicto y coadyuvar a la solución de los problemas nacionales, locales y humanos que vive el país, es la responsabilidad institucional; es decir, las universidades deben involucrarse en el caos nacional, para la solución tanto la propia, como la de los conflictos de maestros, enfermeras, del entreguismo de soberanía a Cuba, Rusia, China, Turquía e Irán. Contribuir a la solución de la hambruna, a la falta de servicios públicos, ausencia de medicinas, a las colas de la gasolina, etc.

En definitiva, orientar la solución a los enormes problemas que viven los venezolanos y sus familias. Es la oportunidad de transitar unidos e integrados por la Ruta y Agenda Guaidó (sustitución del régimen, gobierno transitorio y elecciones nacionales libres, con CNE transparente e idóneo). La solución común y nacional es el objetivo.

Las universidades y las academias, igual que la Iglesia, gozan de la confianza y respaldo de la sociedad civil en su quehacer institucional. Los ciudadanos, organizaciones e instituciones, deben acrecentar el liderazgo social e integrados contribuir a las soluciones integradas, reaccionando frente al desgobierno, con el objetivo de refrenar la destrucción del país y de sus instituciones.

La universidad, en su problemática y la del país, se activa y rechaza la actitud e intromisión oficialista. Debe participar, orientar, consensuar y apoyar la Consulta Popular propuesta; mecanismo previsto en la Constitución, con carácter vinculante, sin el sumiso CNE y con la fianza de la cooperación internacional democrática. La cuarta pregunta involucra a las universidades directamente:

EDUCACIÓN LIBRE Y AUTONOMÍA. ¿Ordena Ud.  que la educación sea libre de cualquier adoctrinamiento o control partidista y con las justas reivindicaciones laborales y socioeconómicas del magisterio y la plena autonomía y libertad académica para las universidades e institutos de educación superior de Venezuela?

La respuesta del pueblo soberano, unido, a la verdad universitaria y saberes científicos, siempre vence a las sombras…Inexorablemente

*Exrector, Dr. En Ciencias del Desarrollo.       [email protected]

Humberto Acosta *

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