Eduardo Marapacuto *
El 2025 se perfila como un año crucial en la historia de nuestra Patria, marcado fundamentalmente por la juramentación del presidente Nicolás Maduro. Este evento no solo simboliza la continuidad de un liderazgo comprometido con la defensa de la soberanía de la Nación y el bienestar del pueblo venezolano, sino que también representa un acto fundamental en el marco constitucional del país, que se afinca en la Constitución de la República y en la voluntad de la conciencia de millones de venezolanos y venezolanas.
La juramentación del presidente Nicolás Maduro es, ante todo, un acto de legitimidad, proceso que está contemplado en nuestra Constitución, que establece claramente las pautas y los principios que rigen el ejercicio del poder. El artículo 231 de la Constitución Bolivariana señala que el presidente electo debe tomar posesión de su cargo el 10 de enero del primer año de su período constitucional mediante juramento ante la Asamblea Nacional, comprometiéndose a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República. Este juramento no es solo un acto de formalidad, sino que es un pacto con el pueblo, con la Patria, con la Revolución y con el resto de los pueblos del mundo. Es una promesa de servir a la Nación con lealtad y dedicación plena.
La importancia de este acto radica en su capacidad para reforzar la institucionalidad del país. En tiempos de desafíos políticos y económicos, la juramentación de Maduro se convierte en un símbolo de estabilidad política y garantía de la seguridad de la Nación. Este acto reafirma el compromiso del gobierno revolucionario con los principios democráticos y el estado de derecho, elementos esenciales para el desarrollo de la política y la paz en Venezuela. La estabilidad política es un requisito fundamental para atraer inversiones, fomentar el crecimiento económico y garantizar el bienestar social de nuestro pueblo.
Además, la juramentación de Nicolás Maduro en enero de 2025 será un momento propicio para reflexionar sobre los logros alcanzados durante su gestión y los desafíos que aún persisten. Es una oportunidad para que el presidente reitere su compromiso con las políticas sociales que han beneficiado a los sectores más vulnerables de la población. La continuidad de programas como las misiones sociales es vital para seguir avanzando en la lucha contra la pobreza y garantizar el acceso a la salud, la educación y otros derechos fundamentales.
El contexto internacional también juega un papel relevante en este proceso. La juramentación de Maduro enviará un mensaje claro sobre la soberanía venezolana frente a las injerencias de los poderes imperiales que quieren imponer el fascismo como forma de gobierno . En un mundo donde las potencias buscan influir en los asuntos internos de los países, reafirmar la independencia de nuestra Nación es crucial. La juramentación será un acto de resistencia ante las adversidades y un llamado a la unidad del pueblo venezolano en torno al proyecto revolucionario
El año 2025 debe ser visto como una oportunidad para fortalecer el diálogo nacional, donde la juramentación debe servir como un punto de partida para construir puentes entre diferentes sectores políticos y sociales. Un llamado al entendimiento y a la cooperación es esencial para avanzar en la construcción de un país más justo y equitativo. El 2025 es el año de la juramentación, que representa la continuidad del liderazgo y la reafirmación del compromiso con la Constitución y el pueblo venezolano. En tiempos de incertidumbre, es esencial fortalecer nuestras instituciones y trabajar juntos por un futuro próspero y pacífico para todos los venezolanos. Por adelantado, ¡Feliz juramentación, feliz año 2025!
*Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas. MSc. en Seguridad de la Nación.