Carlos Casanova Leal
Hay temas importantes de los cuales es necesario escribir, pero en particular me detengo en los anuncios de la revolución cuando declara: “Anuncio una política de sustitución de importaciones y una política de protección a la producción nacional”.
Antes de 1999, en Venezuela existían 800.000 mil empresas, según estimaciones de Consecomercio; 20 años después de llegar al poder la revolución, quedan 2.600, quizá menos. Y las que aún trabajan, lo hacen con solo 19 % de su capacidad instalada. Al 2019 había desaparecido el 80 % de las industrias.
El solo anuncio olvida que la excesiva expropiación de empresas privadas ahora a manos del Estado está paralizada, esto para cumplir la premisa marxista de pasar la propiedad de los medios de producción a manos del Estado.
Esa política nos trajo rápidamente a la desindustrialización, lo cual es necesario recordar que no son las sanciones las que impulsaron al Gobierno a tomar estas medidas, las toma por mandato de su ideología.
La pregunta entonces es: ¿Cuál era la política de protección a la producción nacional? Si no hay industria, no hay producción industrial; recordemos que al abrirle las puertas al producto chino se le estableció una competencia desleal al empresario, favoreciendo el Gobierno al empresario chino, al final la industria nacional cerró.
La respuesta a la otra afirmación del gobierno revolucionario sobre la “agresiva sustitución de importaciones”, pero cómo sustituyes productos extranjeros si llevas 20 años por lo menos con las empresas cerradas. ¿Cómo lo haces?
Por ejemplo, el 45,25 % de vehículos vendidos en el país vienen de China; en Venezuela se llegó a producir 170.000 vehículos para el mercado nacional y de exportación, y se pasó luego a 2.768, y ahora a traerlos del imperio asiático, dándoles trabajo a los camaradas chinos.
Si antes existieron empresas y hoy no existen o no están activas, es por la sencilla razón de que algo se dejó de hacer, pero seguro estamos que no se protegió la industria nacional.
En consecuencia, el anuncio revolucionario es incorrecto. Lo primero que debe hacer es reconocer que no existe política industrial, por lo que se hace necesario elaborar una política de reindustrialización; y para ello se requiere capital nacional e internacional, crédito del Estado y de los privados, pero para ello es necesario que le regresen al Banco Central de Venezuela su autonomía hoy intervenida para poner orden en la política monetaria y controlar la inflación.
Un problema fundamental del Gobierno es que gasta más de lo que ingresa, si ese déficit no se resuelve la inflación será permanente y la devaluación del bolívar también; este descontrol explica por ejemplo que Venezuela paga una jubilación en 1,9 dólares y Uruguay en 475 dólares.
Por otro lado, es con los aranceles impuestos a países que le compren petróleo a Venezuela que nos enteramos de que el Gobierno tiene los brazos abiertos desde hace un tiempo a empresas extranjeras como la Global Oil Terminals, Eni, Maurel & Prom, Realiance Industries, Repsol, Chevron; todas importaban crudos y sus derivados desde Venezuela; lo que nos lleva a preguntar: ¿Y las sanciones?
Si no imponen esos aranceles secundarios en Venezuela, no nos enteramos que el capital internacional está en el país.
¿Y el dinero, qué han hecho con los dólares? ¿Dónde está el control político de la Asamblea Nacional? Sabemos que no existe separación ni autonomía de los poderes públicos.
Finalmente, en San Cristóbal cerraron la emisora Radio Mundial 860. Si es más la cantidad de emisoras de radio cerradas que las que están sonando, es porque el propósito es clausurarlas, el argumento cualquiera, en frontera por ser vital a la seguridad de La Nación es donde se requieren más emisoras sonando.
Dios nos Bendice.