José de la Cruz García Mora
Una fiesta o celebración se lleva a cabo con quienes deciden concurrir al evento. La vida tiene leyes muy sencillas. Pocos se acuerdan de los ausentes cuando se prende la rumba y se reparten los manjares y bebidas. ¿Existe algún vacío notorio? Ese pasa desapercibido en medio de la algarabía colectiva. No hay consuelo para los lamentos posteriores. El mundo sigue girando. Termina la farra y todo vuelve a la normalidad. Algunos quedan con la resaca por asistir y otros por no hacerlo. Pero la fiesta no se repite para subsanar alguna ausencia…
Las elecciones a celebrarse el 21 de noviembre —al menos por ahora— prometen la participación de factores políticos del gobierno y la oposición. ¿Vuelven los ausentes al ruedo electoral? Es el momento oportuno para calibrar fuerzas. ¿Cuál tendencia tiene el respaldo de la mayoría? El lenguaje de las urnas es muy contundente en ese sentido. La alharaca no tiene validez operativa. La matemática electoral sí. El escrutinio final otorga a los vencedores del derecho a la acreditación formal por parte de las autoridades.
Esas cuotas o parcelas de poder se ganan en la contienda electoral, con el respaldo político de los ciudadanos concurrentes a los comicios. No hay otra forma de hacerlo en democracia. Es la fórmula menos costosa, desde el punto de vista político y social. Quien se asuma como mayoría, solo tiene que demostrarlo en las urnas. El pueblo tiene la última palabra a la hora de escoger entre las opciones políticas participantes. ¿Cómo se puede obtener el respaldo de la mayoría si no se participa en los eventos comiciales?
Recuperar el camino electoral ya es ganancia para Venezuela. ¿Quién en su sano juicio apuesta por otras salidas más traumáticas? La violencia es un camino muy peligroso. Es una caja de pandora. ¿Cuántos demonios, tragedias y males se ocultan en su interior? Las urnas electorales, en cambio, representan una opción pacífica para definir el peso y la proporcionalidad de los liderazgos. Allí no hay misterios ni peligros a punto de escapar. Solo contiene la expresión de los ciudadanos en respaldo a las opciones políticas en disputa.
El reto está en despertar y estimular el interés de los ciudadanos. ¿Algunos han caído en la incredulidad? Ahora los factores políticos están obligados a potenciar la motivación del electorado. Actuar en el marco de la ley es otro reto. ¿Cómo se construyen los respaldos? A partir de la organización de las bases y la concreción del ejercicio del voto. ¿Quienes se quedan echados en la poltrona tienen capacidad para incidir en las estadísticas electorales? Ellos, sencillamente, no eligen a nadie. Ningún candidato gana con adherentes de este tipo.
Organización, contacto y movilización son elementos fundamentales para traducir en votos el respaldo de la ciudadanía. Así funciona la dinámica de los procesos electorales. Los comicios del próximo 21 de noviembre —aunque están concebidos para escoger cargos locales y regionales— ofrecen la posibilidad de sedimentar las pasiones y retornar a la lógica de la lucha política en términos de paz y convivencia pacífica. Ojalá y ningún interés extraño perturbe la iniciativa. La salud y la estabilidad del país lo reclaman. [email protected]