Este 9 de octubre se conmemoraron los 50 años de la trágica muerte de Ernesto Guevara Lynch de la Serna, mejor conocido para la Historia como El Che Guevara o simplemente “El Che”. Revolucionario, guerrillero, nacido en Argentina, uno de los líderes de la Revolución Cubana. Graduado de médico, pero que por el contrario se dedicó no a salvar vidas sino a quitarlas. Un sacerdote quien lo conociera, lo definió así: “El Che nunca trató de ocultar su crueldad, por el contrario, cuanto más se le pedía compasión, más se mostraba cruel”. En su afán de “crear uno, dos, tres Vietnam”, llevó su lucha hasta el Congo y Bolivia, sitio este donde finalmente terminó su sangrienta existencia, de la misma manera: capturado tras una delación, herido y fusilado por el ejército.
He aquí parte de sus premisas, de su “elevado pensamiento” basado en la violencia, el odio. Que lamentablemente sigue estando presente y vigente como icono e inspiración para muchos hoy día, incluyendo por supuesto, los actuales gobernantes “revolucionarios” de este país:
“Ante la duda, mata” (su lema o divisa)
“Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario”
“El camino pacífico está eliminado y la violencia es inevitable. Para lograr regímenes socialistas habrán de correr ríos de sangre”.
“¡El odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría. Nuestros soldados tienen que ser así”.
“Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”. (Rodolfo Sánchez Ochoa)