Feliz año para todos. Volvemos con las pilas recargadas. Lleno de energía positiva. Presto a mirar lo que parece ser el comienzo del fin de la problemática social, política y económica del país, el cual hace unos 15 años, era ejemplo de un mediano desarrollo para el Continente Americano. Pero que, por ansias de poder de un grupúsculo de personas, nos han llevado a ser una de las naciones más pobre del mundo. La historia está allí. Firme. Esperando para ingresar en su lista las acciones aciagas, intemperantes, negativas de un régimen que naufraga en su “mar de la felicidad”. Hoy, domingo 13 de enero, cuando escribo estas líneas, hemos visto a Nicolás Maduro blandir en muchas de sus intervenciones, nuestra carta Magna. Haciéndole saber a propios y extraños, que él tiene la razón. Nunca se le ha visto leer ninguno de sus 350 artículos que se refiera, por ejemplo, a la Memoria y Cuenta que debe hacer todo Presidente venezolano ante la Asamblea Nacional (Art 237). Solo la muestra en cadena nacional. Dice, por ejemplo: “…apegado a esta Constitución…”.
Otro caso mucho más delicado y desde entonces “arranca” la ilegalidad de lo que el mundo sabe, fue el adelanto de la elección presidencial por parte de otro organismo diferente al CNE como es la llamada “constituyente de Maduro”. ¿En qué norma constitucional señala que una constituyente (por muy legítima que sea), puede adelantarla elección presidencial? Miren lo que pasó con los diputados de Amazonas fueron destituidos por el tsj (también cuestionado en la elección de sus actuales miembros), para sentenciar que la AN está en “desacato”. Mucho más detalles ha expresado el sr Christian Zerpa, magistrado que huyó a los EE UU para difundir por el mundo la trama de esta película.
Ahora mismo, se ha abierto un debate que yo llamaría de “desacato” a nuestra Constitución por parte de Nicolás Maduro. Toda la información de juristas duchos en la materia, señalan con mucha precisión las normas trasgredidas. Igualmente lo han hecho naciones y órganos internacionales. Incluso, le habrían recomendado a Nicolás que no se “juramentara” (entre comillas porque no se oyó del Sr Mikel Moreno el “…si así lo hicieres, que Dios y la patria os premie; si no, que os demande”). Necesario en toda juramentación.
Pienso que una opciónpara una verdadera recomposición de Venezuela, es que Nicolás deje su empeño de seguir en el poder. Hacer una especie de mea culpa y darle oportunidad a otro. Que vea el daño inmenso que le ha causado al país. Él y su cúpula. Que vea el quiebre de la otrora Venezuela. Donde él se alimentaba de cualquier tipo de leche en polvo y que hoy las familias más humildes no la consiguen. Que se paseé por las calles y vea los comercios cerrados, y los pocos que logran abrir, no tienen productos. Que vea las calles oscuras y plazas públicas desoladas y sin luz. Que se encarame en una mal llamada “perrera” que hoy, en pleno siglo XXI, se utiliza como transporte público. Que vaya a los hospitales y sienta el dolor familiar de los pacientes, porque no encuentran medicina para curar su mal. Que duerma una noche en una de las tantas colas que se hacen, por ejemplo en Táchira, para surtir gasolina. Que se desplace, no por las calles de New York (que según él caminó), sino por las de todo el país para que vea los huecos y el destrozo total de las vías. Que trate de meterse en una de las tantas colas que hacen los abuelitos en las puertas de los bancos para cobrar la miseria de pensión que le otorga el Estado. En fin, que abandone el barco que se hunde y que la justicia se encargue de juzgarle por “desacato” al pueblo si lo encuentra culpable de la miseria que es hoy Venezuela. Es hora de una profunda reflexión.
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Alfredo Monsalve López