Antonio García Trevijano fue un extraordinario filósofo y político español, recordado por su participación estelar en la lucha contra la dictadura de Francisco Franco. Admirado por su destacada obra en filosofía y reconocido por su impecable honestidad intelectual.
En el año 1974 fundó la Junta Democrática de España, que se fusionó con la Plataforma de Convergencia Democrática para crear la Platajunta, la cual llevaría adelante la lucha de todas las fuerzas políticas y sociales de España contra la dictadura de Franco.
En 1977 propuso para España la ruptura democrática frente a la tesis reformista de la transición que finalmente se impuso debido a la traición política de Felipe González y Santiago Carrillo. La transición en España le dio todo el poder a los partidos y se lo arrebató a los ciudadanos, estableciendo en la Constitución un sistema que, como en la mayoría de las democracias de Occidente, los partidos deciden los candidatos, y los ciudadanos son convocados sólo para votar.
Desde entonces, García Trevijano dedicó su vida a la lucha contra la corrupción del Estado de partidos, o como él mismo lo define, “la oligarquía de partidos”, que sustituye al ciudadano en sus decisiones políticas.
Como resultado de su experiencia en la lucha política y su investigación en el campo de la ciencia política y el Derecho Constitucional, García Trevijano publicó los libros “Teoría Pura de la República” y “Teoría Pura de la Democracia”, cuyas ideas fundamentales son la construcción de una república constitucional donde la democracia representativa sea garantizada por la más estricta separación de poderes en su origen. Hay que destacar que García Trevijano rescató, de forma elocuente y magistral, las ideas republicanas del venezolano Francisco de Miranda para estructurar su teoría política.
Asimismo, propuso sacar la ideología —bien sea liberal, conservadora o cualquier otra— del texto constitucional, y establecer en él estrictamente las reglas del juego político, en lugar de una larga lista de enunciados que pertenecen más bien a las leyes, o lo que él llama las jugadas. De modo que si una sociedad se mueve mayoritariamente hacia la izquierda o hacia la derecha, esto no sea el pretexto para modificar la Constitución, tal como ocurre con el sistema político de los Estados Unidos de Norteamérica.
La denuncia permanente de la corrupción del Estado de partidos en España le costó a García Trevijano el ostracismo por parte de la élite mediática y política de su país, que le negó sus espacios para difundir sus ideas. Por supuesto, una élite política y mediática beneficiaria de un sistema de clientelas y prebendas no podía hacer concesiones a este demócrata radical, quien, en algún momento, se vio forzado a comprar una revista para poder publicar sus artículos de opinión y así vencer la censura.
Con la irrupción de las redes sociales, Antonio García Trevijano recuperó espacios para llegar masivamente a nuevas audiencias vía Youtube y Periscope. Hay suficiente material y documentos con análisis y explicaciones detalladas de su tesis de la Libertad Política Colectiva. Gracias a la penetración de esas redes sociales, sus ideas ahora no solo son conocidas y defendidas en España, sino también en México, Ecuador y Venezuela, países donde la oligarquía de partidos reproduce formas idénticas de control y corrupción.
En los últimos años, Antonio García Trevijano se interesó de forma especial por el tema del cambio político en Venezuela. Siempre nos dijo, en público y privado, que Venezuela resumía toda la descomposición típica del Estado de partidos, pero al mismo tiempo ofrecía todas las posibilidades para construir una república de ciudadanos libres. Quedan abundantes programas como testimonio de su incondicional apoyo, admiración y entusiasmo por la lucha contra la tiranía en Venezuela.
Justo es decir que el legado y el ejemplo de honestidad y convicción de Antonio García Trevijano ya no pertenecen solo a los españoles, sino también a todos los ciudadanos del mundo que luchan por la libertad. (Humberto González Briceño)
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