Antonio Sánchez Alarcón
La historia popular de «El sabio y el pajarito» nos enseña que el destino está en nuestras manos, una lección que se aplica no sólo a individuos, sino también al destino colectivo de una nación. En el relato, el joven tiene la capacidad de decidir el destino del pájaro, pero es el sabio quien señala que esa decisión refleja la responsabilidad y la ética del joven. Para demostrar que está equivocado, el joven le preguntaría al sabio si el pajarito en la mano está vivo o muerto. Si el sabio dice que está vivo, el joven lo aplastaría. Y si dice que está muerto, abriría su mano y lo dejaría volar. Siguiendo la metáfora, el futuro de una nación está en las manos de sus ciudadanos, líderes y comunidades.
El destino de una nación no es algo predeterminado ni inmutable, sino el resultado de acciones y decisiones en aspectos fundamentales como la política, la economía, la educación y la salud. Al igual que el joven en la historia, las naciones tienen el poder de elegir entre proteger la vida, la justicia y el bienestar común, o permitir que estos valores se deterioren. Esto implica asumir una responsabilidad compartida y reconocer que cada decisión, por pequeña que parezca, contribuye al futuro colectivo.
La moraleja también pone énfasis en la importancia de la sabiduría al tomar decisiones. En el contexto de una nación, esta sabiduría puede interpretarse como el ejercicio de un liderazgo ético y visionario, así como la participación activa y consciente de los ciudadanos. Las decisiones apresuradas o egoístas pueden llevar a un futuro incierto, mientras que las decisiones basadas en principios y solidaridad pueden garantizar un desarrollo sostenible y equitativo.
En un mundo interconectado, esta enseñanza se amplifica. Una nación no solo decide su propio destino, sino que también influye en el bienestar global. Al comprender que «está en nuestras manos», los líderes y ciudadanos deben asumir la responsabilidad de construir un futuro que respete la dignidad humana, la justicia y la libertad.
«El sabio y el pajarito» nos recuerda que el destino de una nación no es una cuestión de azar, sino de responsabilidad colectiva. La moraleja nos inspira a actuar con conciencia, sabiduría y propósito para forjar un futuro digno para todos.
Como nota al margen podemos agregar que este relato fue citado por el entonces candidato presidencial Jorge Olavarría, en 1983, en un breve mensaje por televisión. En un contexto político Olavarría parafraseaba que independientemente del destino del pajarito, la decisión, para bien o para mal, siempre estaría en las manos de los venezolanos.