Una voz en la radio y un testimonio de las presencias.
Néstor Melani Orozco
Ahora de suma importancia el Centro Experimental de Arte D. Pepe Melani, de La Grita, gesta la dimensión a través de las ondas hertzianas…
En la historia de La Grita. La otra ciudad, el Almacén El Gato Negro mostró una radio parlante y el profesor Julio Saavedra le hacía guiones a los jóvenes para invocar historias novelada radialmente…
Las radionovelas vinieron originarias de Chile. 1943. Muy después se afirmaban en Argentina con “La mujer del General”, que supuestamente era Eva Duarte, la mujer del Cabaret, quien fue la campesina engañada por el guitarrista Agustín Magaldy y después se convirtió en Evita Perón, la santa de los gauchos.
Y en Cuba, «El Derecho de Nacer».
¿Quién no escuchó «El León de Francia» y «Los Tres Villalobos»?
Hacer de la radio un novelar es saber manifestar los ecos sonoros y las distancias para que el radioescucha pueda imaginar imágenes.
Yo inventé realizar una versión del «Quijote para la radio»…
Pero entendí que no había la voluntad. Menos la edición que es tan profunda y delicada…
Algún día alguien dirá de la propuesta más humana del MUSEO DE LA PALABRA, que a través de la radio se podrá hacer y ser la conjugación de un humanismo a los estadios verdaderos del ser y del alma…
No olvidemos a Luis Gerardo Tovar gestando una lógica de expresión de saber novelar y los secretos. De Héctor Maryeston con sus méritos de formación, y en una noche de piano con Hugo Baptista, en el “Vecchio Molino», habló de la importancia de saber describir a través de la gran radio.
Divisar a José Ignacio Cabrujas en los grandes guiones dedicados a un «Bolívar del Futuro». Con música de la más hermosa musicóloga venezolana, Isabel Palacios…
Ahora más de voluntades de nuestro Paul Villareal en sus méritos del teatro radial, como un concepto de enseñar. El teatro de “Tulo» Víctor Gustavo Díaz.
Más de esta ternura de Isabella Urrea con su encanto de mujer del alma, y lo acertado de Carlos Cisneros, quien de su propia voz hace un testimonio con el valor de un tiempo y la memoria real. De saber de Jorge Zapata devolviendo tiempos y del aura que puede describir la poética lírica de un saber novelar… de Germán Duque. De la eternidad en los clásicos en el mayor Freddy Parra y de los siempre fieles, Mochi Aguilar y hasta Domingo Moreno Natera.. entre otros…
Es esto una escuela. La misma de Pío Contreras. De los encantos de Nelson Pernía entre caminos de un sueño y la que dijo de las invocaciones de Roberto Sánchez, quien de catedrático en Historia, el Centro Experimental de Arte D. Pepe Melani, lo volvió actor. Desde los sentidos, la verdad y la presencia de Margarita Méndez, una mujer inmensa, entre la santidad y los sueños de su poesía. Cuántas veces le dicté formas de la palabra y me imitaba a una dama de Vizcaya o una legendaria guerrillera de Colombia, testigo de esto el amigo José Rodríguez, que quise que fuese «Sancho», haciendo despertar al anciano Quijote 400 años después.
Ahora vendrán las voces. Y hablaremos de amor, aquel de Lucía en 1826. En la «Mariposa Negra», izaremos el estandarte de medio siglo de un manifiesto que ha hecho compartir don Pedro Arias Pinzón, el zapatero joven de don Ramón González, el amigo de Macario Sandoval, cuando las lágrimas caminaban entre la esperanza y a quien el grupo de Hugo Rangel, Reguló Montilva, Carlos García, Rufino Márquez, Hugo Colmenares, Freddy Pérez, Ángel Sánchez, Mario Sánchez, Franco Pérez, Guadalupe Ramírez, Homero Parra, Omar Méndez, Pacho Moncada, Ramón Elías Camacho, Rafael Rojas Pérez, Sinforino Contreras, le entregaron el compromiso de burilar el tiempo cuando la idea de fundación fue hacer la Casa de la Cultura de la notable ciudad de La Grita. Desde el dolor en Pepe Melani, ambulante en los dolores del alma y los desencantos de la vida. Quien de ser el gran mandolinista del Táchira, hizo venir a Tito Salas a contemplar su cúpula de la iglesia matriz y muy ignorante un padre, Eloy Contreras, mandó a borrar. El mismo pintor de la dimensión de Méndez Osuna o de Manuel Osorio Velasco.
Y sobre este manifiesto se le dio su nombre, como en Colonia lo hicieron los alemanes con Beethoven moribundo y casi maldito por las indiferencias de un pueblo de inconscientes.
Quiero finalizar esta carta, de quien comencé haciendo valor a la oralidad del teatro radial. Entre el aroma de una flor. Gloria Bendita y el compromiso real de los designios de la cultura.
Para los rescates y los vivos ejemplos de una comarca que viene de haber perdido sus siete libros becerros y de haberse convertido en agonías sus patrimonios. Como deberá ser un nuevo día. De los dos mil días venideros, con el amor y las entregas.
Para que habiten las memorias y se conviertan en pan los nuevos tiempos…
Para mi libro
DE LA GRITA AL CIELO