Opinión

El valor del trabajo y del trabajador

13 de mayo de 2024

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Hogan Vega y Dorli Silva

En la sociedad del siglo XXI, a diario se encuentran situaciones de insatisfacción, perplejidad y retos, cuando se interacciona o se vincula en los contextos sociales, académicos, políticos, económicos, de producción, entre otros, para cumplir con las obligaciones de la familia, la sociedad, el país y el planeta Tierra, que satisfagan las necesidades, basados en el buen vivir.

De igual manera, cada ciudadano debe solventar sus necesidades de acuerdo con sus capacidades, competencias y el conocimiento que se adquiere con la experiencia en las universidades, escuelas de formación técnica, o centros privados de adiestramiento a nivel práctico. Todo lo anterior ocurre en razón de las habilidades y destrezas de cada persona, con su capacidad de adquirir ese conocimiento, para aplicarlo en el logro personal como empleado, obrero, técnico, ejecutivo, político, empresario, etc. Ello le permitirá alcanzar propósitos esenciales, que cubran sus necesidades mínimas y lo llenen de satisfacción personal.

Es necesario aclarar que, sea cual sea su trabajo en esta vida, y haga lo que haga, cualquier persona es importante desde puntos de vista diferentes; estos dan un ejemplo claro de lo que es la mentalidad humana en relación con el cumplimiento de una actividad específica que permita recibir ingresos por salario, sueldo, inversiones, utilidades, entre otros. Hay que resaltar una frase de Eduardo Alighieri, quien dice: “Aprecia, respeta y valora tu trabajo y el de los demás, ninguno es fácil y todos son necesarios e importantes.”

Otra forma de contribución está en la búsqueda de la excelencia en lo que se hace. Se toman ejemplos de vida: Si a alguien le gusta la pintura, trata de imitar el arte de un buen pintor; si le gusta un deporte, como el fútbol, remeda la vida deportiva de alguno de sus ídolos. Por otra parte, si le apasiona la literatura, busca inspirarse en grandes autores; si le atrae el lenguaje, se apoyará en grandes escritores; si le cautiva la medicina, buscará seguir a profesionales de esta ciencia. Estos son solo ejemplos; no implica imitarlos como personas, sino tomar en cuenta su búsqueda de la excelencia, con un enfoque crítico. Todos los seres humanos son, por naturaleza, diferentes, únicos e irrepetibles; si se tiene conciencia, nadie puede imitarla.

En todo caso, si se busca crecer profesionalmente, es importante tener metas donde se pueda medir el progreso, para enfocarse en la dirección correcta con un propósito de vida. Ello permitirá la zona de confort y medir los riesgos por encima de esa zona, sin dejar a un lado la incertidumbre que ello genera. No se debe permitir que las necesidades propias obliguen a emergencias no previstas, intrínsecas de la naturaleza, pero que se resuelven con propósitos claros, sobre las metas establecidas y que no sean frutos del azar.

Se deben tener hábitos diarios como la lectura, para no estacionarse en la zona de confort, con la sentencia de que “ya todo se aprendió”; la innovación y la tecnología se actualizan aceleradamente y nunca se detiene. Es decir, que si se tiene un título académico, técnico, la experiencia técnica, la experiencia de un chofer, la experiencia de una camarera, no todo está resuelto; las necesidades te obligan a trabajar, pero la tecnología obliga a la capacitación personal en todo momento. En épocas recientes, como la pandemia del COVID_19, ocurrió el fallecimiento de muchos profesionales, que no tomaron medidas preventivas sobre dicha situación. El orgullo de conocer un arte no fue suficiente; había que adaptarse a la situación pandémica y tomar los consejos del cambio que se presentaba en ese momento.

Cabría preguntarse, ¿es necesario adaptarse a las nuevas tecnologías? Hay que indagar, evaluar y aplicar los cambios pertinentes al área respectiva de trabajo, en un mundo que se renueva a cada segundo, al punto de encontrar trabajos a distancia, sin que importen el huso horario, la lengua, las fronteras, las culturas, etc. Lo anterior permite la mejora de los ingresos, que conlleva a cambiar propósitos, a metas nuevas, que permitan tomar decisiones audaces en la vida profesional. De esta forma se gestiona un recurso valioso, como lo es el tiempo.

Es necesario que las personas mantengan un equilibrio saludable entre vivir para la felicidad plena y el trabajo que permite cubrir las necesidades, de acuerdo con los propósitos personales, sin que ocurra un agotamiento mental y/o físico. Asimismo, con un desempeño laboral consciente; es decir, con conocimiento estricto de la función encomendada. Debe defenderse un modelo de vida que entienda a la libertad como responsabilidad; asimismo, un modelo de convivencia política orientado hacia la democracia participativa y la comunidad, como forma de proyección hacia la globalidad.

Asimismo, las ideas y las actuaciones están sujetas a la diversidad humana y ello constituye un concepto creador de riqueza dinámica, donde los valores universales se sustentan en pensamientos y actuaciones basadas en competencias. Para lograr esas competencias y destrezas, las personas se han posicionado en cada actividad profesional y en cada organización, para obtener hoy en día un beneficio económico que satisfaga sus necesidades y más aún, lograr satisfacción en la labor que desarrollan.

Los profesionales se han tenido que formar ellos; las organizaciones se han visto obligadas a formar a sus trabajadores, en las competencias que los cargos ameritan, para mejorar su desempeño, con dedicación y responsabilidad. Deben cumplir con las tareas encomendadas en los diferentes escenarios donde deben presentar resultados; los mismos se van obteniendo a lo largo del tiempo y bajo condiciones presenciales, o en caso contrario, a distancia. Al final, se logran los resultados; es decir, se cumple con lo encomendado.

Como resultado, el trabajo es un evento social y las competencias del trabajador son eventos muy particulares, basados en la metacognición de cómo se aprende. A pesar de la incorporación de las nuevas tecnologías, es importante resaltar el propósito de los profesionales o de la organización, por lo que surgen las preguntas siguientes: ¿Cuál es la finalidad de la profesión o de la organización? ¿Cuáles son las cualidades de un profesional o de los procesos internos como organización? ¿Cuáles servicios ofrece o cuáles productos vende? Evidentemente, todo en esta vida debe llevar un orden y una razón de ser; las necesidades se satisfacen al eliminar la confusión y la duda; ello permitirá lograr los objetivos o empeños que constituyen un estímulo y un desafío para quien los afronta.

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