Néstor Melani-Orozco
Venía de su arquitectura desde un lutier de Venecia o de Liborno entre el azul mediterráneo con los arcanos sagrados y benditos. Más allá de los centenarios… Templó la cuarta cuerda y el ébano se convirtió en malva. Había del sonar los métricos sentidos casi en la geometría perfecta; como el aroma del viento y la solemnidad secreta de los sueños. Así me detuve a contemplar el viejo violín de Pepe Melani, aún el oloroso pigmento de la perrubia, quien demostraba los sonidos y del arco, la ballesta de las crines de un caballo para conformar el testamento del hombre que antes de morir pidió afinar su violín como muestra de su abuelo músico: Doménico Melani, y de su tío: Alexandro Pieruzzini, primer ejecutante de la orquesta de Giuseppe Verdi. Fue recordar las memorias de Nicolai Vitto Pieruzzini o volver a Verona para venerar el violín de Nicolo Paganini expuesto en un sitial de honor del ayuntamiento, como símbolo del Maestro, significado de los encantos de la música. Hablaron los años y de tantas tristezas hablé solo en el lugar de los recuerdos, desde las notas mayores al trajinar de las vidas.
Quizá saber sentir a Beethoven ejecutante en los horarios de los teatros de Viena, desde el telón del Teatrino de la escuela de Música «Santa Cecilia». O ver a Berlioz hablando de los pentagramas en el coro de la catedral de Notre Dame en Paris. ¡Volví! Y el olor del incienso me asentó en la Capilla Francesa del Seminario Eudista de la otra Grita. Allí estaba el violín de Jean Baptista Cabaret desde el fresco románico y de los acordes de mi padre acompañando al piano de Gutiérrez Calderón. Como debajo del cielo para contemplar a Dios rodeado de ángeles. En su preciosa pintura. Mientras viajeros de amor eterno; Luis Felipe Ramón y Rivera escribió: «Soy de los Andes» y de encantos una noche Isabel Aretz lo describió entre las melodías y la gracia de sus «Pueblos del Táchira».
El violín de los violines se describió en las memorias y de los libros, en el pan de los panaderos desde la ingenuidad de Francisco Luna con un trozo de madera y la lata del páramo. Don Gregorio Zambrano guardó el violín del Seminario francés y de cada alba se vistieron los acordes de la escuela de los músicos. Para saber tanto de Fulgencio Hernández y presenciar a Francisco del Castillo con dos músicos violinistas de Tabay de Mérida. Con las presencias de una sonata. Y el amor inmenso. ¡Volvió el aroma de los años!… y el violín de los violines se durmió en su caja italiana; para bendecir un día los conciertos. Y divisar los siglos.
…Cuanto hermoso de saber algún día que el Stradivarius del reverendo Cabaret volviese a ser patrimonio de nuestra «Atenas del Táchira», mas el Violín de Pepe Melani se conservará en un lugar de honor de la cultura como de las edades comprender que cada ciudad posea sus interesantes legados y el valor humano de sus hechos a través de sus hacedores. Entonces un día la verdadera manifestación de la Cultura nos demuestre las verdades y no los gestores sin oficio haciendo reclamos sin saber el origen de la realidad del mundo… Caminé por las calles del pueblo y sentí escuchar un sonido de un violinista; mientras de tantas promesas me pareció ver entre las siluetas a un violinista en el tejado. Quién diría de aquella pintura mágica de Marc Chagall. Hablé nuevamente solo y el tiempo rememoró las añoranzas. Se templaron las cuatro cuerdas…
*Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Nacional del Libro. Compartido con el escritor Hugo Colmenares. *Se Consagró al Muralismo desde 1974. Para rendir tributo al Libertador. Con más de 54 murales épicos… *En la Gobernación del Táchira se creó un salón con su honor. 2022. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la Estampilla Fiscal con sus obras bolivarianas. 2024.