Una vez culminado el proceso de elección de gobernadores, es el momento indicado para proceder a hacer cambios en la política cambiaria y monetaria, lo cual es de interés para el país, por las graves dificultades materiales por las que atraviesa la gente, como del propio Gobierno, en función de consolidar su soporte electoral en función de los comicios presidenciales que se celebrarán a finales de 2018. La carrera ha comenzado, en ocho meses se estarán inscribiendo los candidatos y para ese momento es poco lo que se pueda hacer que resulte efectivo en relación a la inflación y a la baja producción.
Ciertamente, el Gobierno ha ganado en la elección de gobernadores, pero en términos de la sumatoria de la votación nacional la situación sigue bastante equilibrada, 54 % para el Psuv y 46 % para la Mud, lo que significa que bastaría una alteración de 4.5 % para que se inviertan resultados futuros, lo que dependerá del comportamiento de quienes se abstuvieron en esta oportunidad. También hay que tomar en consideración que la evaluación de la gestión de gobierno continúa siendo negativa.
El Gobierno se benefició para obtener los resultados favorables del 15 de octubre de varios elementos que apuntalaron su votación. Por una parte, el acoso del que fueron objeto sus seguidores en los meses de abril a julio trajo como reacción un despertar que reanimó el espíritu de cuerpo de una comunidad que veía amenazada su supervivencia. Por otra parte, se desarrolló un esquema más afinado de distribución de alimentos por medio de una estructura organizativa como los CLAP y se creó el Carnet de la Patria. También hay que considerar la desmoralización en los votantes de oposición que ocasionó la derrota del intento de derrocamiento del Gobierno que condujo al desinterés de mucha gente en una pugna que es vista sin perspectivas.
Sin embargo, los resultados de las presidenciales de 2018 no dependerán solo de estas circunstancias, sino que también influirá de forma decisiva la manera en que sea manejada la situación económica. La escasez continúa en rubros esenciales y la inflación ha venido creciendo a un ritmo acelerado y se anuncia que llegará en diciembre a una tasa de 652 %, con riesgo de avanzar hacia un proceso hiperinflacionario en 2018, lo que repercute con mucha fuerza en el consumo de las familias y en toda la actividad económica. La Cepal calcula que este año el PIB sufrirá una caída de 8 % y se conocen las dificultades de la balanza de pagos, con una merma de las reservas internacionales y elevados compromisos de pago de deuda externa.
En consecuencia, si el Gobierno aspira a ganar las elecciones presidenciales debe proceder a introducir cambios en las políticas económicas para incrementar la producción nacional. Para ello es indispensable pasar a un esquema de libre cambio de divisas entre particulares, lo cual requiere una reforma de la Ley de Ilícitos y, al mismo tiempo, contener la masa monetaria. Unas medidas mínimas para un viraje económico.
(Leopoldo Puchi)