Opinión

En hora buena trabajador

1 de mayo de 2018

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El concepto general de “trabajador o trabajadora es la persona física que con edad legal mínima presta servicios retribuidos subordinados a otra persona, a una empresa o institución”. En el caso de que el trabajador desempeñe sus funciones de forma involuntaria o sea forzado a realizarla en contra de aceptación, se denomina servidumbre o esclavitud. A raíz de los dos conceptos para desempeñar funciones surgieron diferentes clases sociales. Por un lado, están los capitalistas, que poseen los medios de producción, el recurso económico para la misma y otros medios de sustentación y los trabajadores que carecen de esos recursos, pero aportan su fuerza, talento para realizar las diversas acciones contentivas en la relación de producción. Existe el trabajador autónomo, que posee medios de producción, recursos económicos y realiza trabajo de fuerza o intelectuales o ser el único emprendedor de su empresa personal. Asimismo, está la figura de emprendimientos sociales o las cooperativas donde se asocian varios miembros en igualdad de condiciones, como las ganancias y el bien común.

A partir de la Revolución Industrial en el siglo XIX apareció la noción moderna de trabajador, la cual con el tiempo favoreció a la clase trabajadora con la creación de una amplia legislación donde se destacaba el disfrute paulatino de sus derechos humanos, laborales y de vida. Durante mucho tiempo los trabajadores fueron sometidos a una serie de maltratos por los patronos. Laboraban entre 14 a 18 horas diarias sin las condiciones mínimas de seguridad industrial y social, con salarios paupérrimos, daños y demás improperios. La lucha constante por sus reivindicaciones en la segunda mitad del siglo XIX, condujo a la clase laboral en los Estados Unidos a conseguir ciertos beneficios. En 1884 se efectuó en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor. Entre las propuestas estuvo reducir la jornada de trabajo a 8 horas. En ese sentido, el presidente norteamericano Andrew Johnson aprobó y promulgó la Ley Ingersoll para la reducción del horario de trabajo. Tal legislación no se cumplió como debió ser. En atención a esta desmejora laboral, los trabajadores incrementaron sus exigencias. En contraposición los patronos se enfrentaban a las aspiraciones justas de los asalariados.

El primero de mayo de 1884, los trabajadores en sendas manifestaciones se enfrentaron con la policía. Al continuar con la lucha por sus derechos, el resultado lamentable fue de varios fallecidos y heridos entre las partes. Las autoridades arreciaron su actuación desmedida y llevaron a la horca varios manifestantes el 11 de noviembre de 1887, a trabajos forzados y a cadena perpetua. La respuesta laboral fue incrementar su desafío en pro de sus beneficios. A partir de la celebración en París, el 1º de mayo de 1889 el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, quedó establecida esa histórica fecha como el Día Internacional del Trabajador, en homenaje y tributo a los mártires de Chicago. Luego de la declaratoria y aprobación de esta efeméride laboral en la mayoría de los países se celebran actos en alusión a la clase trabajadora, relacionados con la restitución social, cultural, laboral y económica.

En Venezuela tuvo varias fechas la conmemoración de ese acontecimiento. La primera vez fue el 1º de mayo de 1936. Con antelación el presidente de Venezuela Eleazar López Contreras, había establecido el 24 de julio como el Día del Trabajador. En 1945, el general Isaías Medina Angarita a la sazón primer mandatario decretó el 1º de mayo en lugar del 24 de julio como el Día del Trabajador en Venezuela. En 1946 el presidente provisional de la Junta Revolucionaria de Gobierno, Rómulo Betancourt lo acordó como día feriado y remunerado. Desde entonces hasta hoy las diferentes organizaciones sindicales han tenido un rol trascendental en las exigencias de las mejoras laborales de los trabajadores.

A la fecha de 1998 existían en el país varias agrupaciones laborales como: la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la Central General de Trabajadores (CGT), Codesa, la Central Única de Trabajadores de Venezuela (CUTV), el Nuevo Sindicalismo, entre otras. En la actualidad prácticamente esas centrales sindicales están en bancarrota. Algunos de los motivos para ello son: agotamiento de su discurso en bien de sus afiliados, corrupción sindical, falta de relevo dirigencial, la brutal y avasallante campaña de descrédito del desgobierno socialista contra los trabajadores adversarios, el paralelismo sindical oficialista para acabar a esas organizaciones de lucha y crear en su lugar asociaciones laborales obedientes a sus desastres en la conducción de la cosa pública.

Al celebrarse el 1º de mayo el Día Internacional del Trabajador, exigimos del gobierno de Nicolás Maduro no empobrecer más a los venezolanos con una nefasta y draconiana política económica, causante de la mayor desgracia padecida por nuestros compatriotas en su historia republicana. Ahora los trabajadores que son los menos favorecidos en el salario pasan hambre porque su escaso sueldo no alcanza para cubrir los gastos elementales de subsistencia, causados por la inflación más alta del mundo alrededor de 13.000%, las colas para adquirir lo necesario, los pésimos servicios públicos, la crisis humanitaria por carencia de medicina, atención de salud y lo esencial para vivir en un país otrora abundante en recursos económicos, humanos y naturales.

Frente al desastre actual en Venezuela, la clase trabajadora junto con los demás sectores de la sociedad deseosa de recuperar lo perdido como consecuencia del peor gobierno de los últimos años, son la esperanza para luchar hasta más no poder y así quitarnos las plagas del chavismo-madurismo arruinadoras de la gran Patria de Bolívar: Venezuela. Enhorabuena Trabajadores. Repitan la lucha escenificada a través de la historia.

Alejo García S / [email protected]

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