Opinión
En los Bordes: Las palabras no son inocentes
miércoles 17 septiembre, 2025
Anderson Jaimes R.*
Las palabras no son inocentes, el uso de las palabras, su significado y sus formas expresivas, corresponden a una imposición de una cultura hegemónica que impone a ella tales elementos. Negar unas palabras e imponer otras es una estrategia cultural de dominación recomendada desde los tiempos de la conquista por el gramático de la corte Antonio Nebrija. Este recomendaba a sus majestades que luego del sometimiento de las bárbaras naciones del Nuevo Mundo, debía imponérseles, tras las leyes, las palabras. Así las palabras castellanas usadas por las clases dirigentes de Aragón se convirtieron en el vehículo indispensable para la unificación lingüística y cultural de las tierras de la monarquía hispánica. Siempre la lengua fue compañera del imperio.
Las palabras no son inocentes, han sido una herramienta discursiva del poder, máquina que vuelve lícita y justa las clasificaciones que sobre las personas animales o cosas haga quien tiene el control sobre estas. Y es que el tema no es meramente lingüístico, se trata de una fuerza que facilita el dominio. Las luchas por las palabras son luchas por el territorio y otros aspectos de una dimensión material y tangible, que es además económica, cultural, jurídica.
Las palabras no son inocentes, a través de ellas se puede imponer un referente emocional hacia los otros. El miedo, el asco, el resentimiento y el amor son algunos de ellos. Estas emociones tienden a dividir, a mostrar a los rivales como inferiores y a justificar el uso sobre ellos de la violencia, la censura y hasta el daño físico. El asco es distanciamiento y contaminación, por eso se usan metáforas escatológicas comparando las personas con animales repulsivos: el gusano es asqueroso, el perro muerde y es peligroso, el cochino come y vive en su propio excremento. Sinónimo de cochino es la palabra “gocho” con la que siempre han denigrado el gentilicio tachirense. No hay cariño tras esta palabra, solo fobia y resentimiento.
Las palabras no son inocentes, el diccionario de la Real Academia de la Lengua nos recuerda primero que “gocho” es cochino y luego nos habla de un cierto gentilicio. No hay peor demostración de la imposición hegemónica de la repulsión y el asco hacia un grupo humano. Las palabras no son inocentes.
*Grupo Bordes