Opinión

En mis 70 años

30 de diciembre de 2024

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Néstor Melani-Orozco

20 de Diciembre. ¡De saber volver! Contemplar a «Perseo» de Benvenuto Cellini en «La Piaza di la Signoria» en la Firenze del Arno, donde los alfareros convertían el barro en oro a los relieves del tiempo. Fue saber el origen a la solemnidad de los maestros. Venía del barro, la heredad de los dioses para describir la forma y hacer de los santuarios el grito del silencio. Un día desde mi ser logré apreciar a los hacedores de las virtudes mágicas y más allá de los alfareros, poder entender como la vida se transformaba en nobles esculturas. Era aprender a descifrar las antigüedades y describir en el Ojo de Dios los tres puntos exactos de un triángulo desde todos los siglos. Porque desde aquella escuela de Bellas Artes de San Cristóbal donde no pude entender las métricas de cada mentor y Pedro Mogollón me negaba mis dibujos de caballos donde yo buscaba hablar con Franc Marc el alemán, y este Simón Ayala copiando «La Aurora» de la tumba de Julio II dignificaba mis propuestas. Y Morelani, casi como un actor del cine italiano me llevaba en un auto azul muy viejo para amasar la tierra. Estaban los misterios como realidades a las expresiones de un mundo. Donde Cormani narraba como Arenas Betancour hizo el homenaje en escultura a la presencia de Boyacá para decirlo en una clase de cultura. Más de regresar el tiempo y visualizar a Rodríguez del Villar y a Lorenzo González en las estatuas de Carabobo. Estando allí Juan Ferrer Roig, con sus lenguajes de una idea y José Antonio Colmenares describía el espacio hermoso de la modelo Belkis Candiales, muy jovencita detrás de la desnudez con el perfume milenario de la arcilla, más allá de la poesía y más adentro de cada lección en los diseños de las estatuas. Con el claror del aura de una rosa impresa de sus labios rojos en un pañuelo blanco. Un día de los años logré entrar en La Llotja de Barcelona en el país catalán y allí como un escenario vi a Pablo Gargallo enseñando los verdaderos conceptos de la escultura a través de las artes. Me centré en los mosaicos escultóricos de Joan Miró y logré detenerme para rondar el toro de Pablo Picasso más infinito que Leger y más creyente que Jhosep Subirás mi maestro de Lógica. Me fui en los breviarios de tantas bibliotecas; porque tenía que devorar las cartas de los antiguos griegos, donde Fidias desafiaba a Perikles mientras las columnas griegas del Partenón invocaban de milenios en el teatro del Olimpo. Fue anotar los actos para viajar a Orsay y ver desde los cenáculos a Pier Augusto Rodin labrando el mármol de la escultura impresionista francesa. Y el gigante Pensador verlo olvidando las angustias del rudo artista galo. De oír los martillos en los tormentos de Miguel Ángel en Florencia entre rosas disecadas por los ecos dados del nombre de los Medicis, cuando leímos a Giorgio Vasari abriendo los testigos de la historia. Y del credo purificante de Canova o del ardor del fuego de Julio González. Viví los ecos venezolanos de Francisco Narváez en las piedras de Cumarebo y del estadio purificante de los oxidados hierros de Eduardo Ramírez Villamizar en Pamplona para hacerse del joven Cruz Aceros la vida en los horarios de hornos ancestrales hasta la vanguardia de Cornelio Zitman. Caminé a la memoria del metal de «Luz Caraballo» en las serranías de Mérida donde Minomboc hizo una plegaria. Y más de cada secreto los relieves del parque «Glorias Patrias» que Marcos León Mariño creo en los relieves de la historia patria y el dichoso Manuel de la Fuente hizo restaurar para borrarle las firmas. Y entre los encantos saber del escultor amigo de mi padre Pepe Melani, llamado Belisario Rangel, él mismo testigo de Reverón en París. Fue cuando entendí las pertenencias en una piedra de un profeta tallado por Leonel Durán para decirme de los hechos notables y caminar por las estatuas donde un dios dio el origen de modelar al hombre hecho de barro. Era 20 de diciembre de 1986. En cuatro meses luego, venía al mundo mi cuarta hija: Carmencita Melani. Yo recibía en El Palau de la Generalit de Catalunia «El Premi Internacional de Dibux Joan Miró» mientras en Barcelona, en la plaza del Rey, los mendigos esperaban por trozos de pan y el invierno anunciaba las meditaciones de la otra cara de España. Han cruzado los tiempos y de rosas las tintas de la pluma de Venecia quién mi regaló Carmencita y desde cada instante, ahora en mis 70 años para cruzar la vida con mis llantos y mis leyendas en las ceremonias aún de los sueños…

 *Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. 1993. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Nacional del Libro 2019. 2024. *Honrado con un Salón en su honor en la Gobernación del Táchira. 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 se realizó en su nombre de Artista. Pintor, Escritor y Dramaturgo. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la Estampilla Fiscal con sus obras bolivarianas. 2024

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