Opinión
Epistemología del liderazgo deportivo y la gestión exitosa de la individualidad
martes 23 diciembre, 2025
María Ninoska García de Morales
A las puertas de cerrar un ciclo anual y en el marco de las festividades decembrinas, resulta imperativo reflexionar sobre los modelos de gestión humana en el deporte de alta competencia. Como académica de la innovación y jurista, observo con preocupación cómo la presión por el resultado inmediato suele invisibilizar el proceso pedagógico subyacente. El éxito deportivo no es producto de una estandarización mecánica; es, más bien, el resultado de una habilidad clínica para descifrar la arquitectura emocional del atleta. La clave, como hemos analizado desde la praxis innovadora, reside en saber tocar la tecla justa.
La individualidad: un activo táctico y jurídico
En el fútbol de élite, la paradoja de la uniformidad suele ser el mayor obstáculo. Se pretenden imponer sistemas tácticos rígidos donde el individuo debe anularse en favor del esquema. No obstante, la innovación educativa aplicada al deporte nos enseña que el sistema debe ser el catalizador de la singularidad.
Existen perfiles analíticos que demandan una dialéctica técnica profunda, mientras que otros, poseedores de una inteligencia kinestésica, requieren una comunicación quirúrgica y pragmática. Ignorar estas variables no es solo una deficiencia en la dirección técnica, sino un error de gestión del talento que compromete la eficiencia institucional y el derecho del atleta al desarrollo de su máximo potencial.
El vestuario bajo la lupa de la equidad
Desde la perspectiva del derecho deportivo y los derechos humanos, la gobernanza de un equipo debe regirse por la equidad aristotélica: tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales en proporción a su singularidad. Un líder que aplica estímulos o sanciones uniformes bajo una falsa premisa de imparcialidad, incurre en una injusticia operativa.
El respeto a la dignidad del deportista exige reconocer que algunos necesitan el reconocimiento público para consolidar su liderazgo, mientras que otros requieren la reserva de la tutoría privada para procesar la crítica. La cohesión grupal nace, precisamente, del reconocimiento de estas diferencias.
El “ojo clínico”: la competencia del siglo XXI
La gestión de grupos es un oficio sensorial que desafía la frialdad del big data. Aunque la tecnología nos indica qué sucede en el campo, solo la sensibilidad del líder —ese “ojo clínico” que no se enseña en manuales rígidos— comprende el porqué de la conducta humana bajo estrés. La formación técnica es el piso, pero la intuición pedagógica es el techo de la excelencia doctoral en el mando.
Reflexión final y mensaje de Natividad
En conclusión, el deporte de excelencia es un laboratorio de humanidad donde la innovación y el derecho convergen para proteger al individuo en su búsqueda de la gloria colectiva. Solo cuando el director técnico descubre la frecuencia exacta en la que cada deportista vibra, el talento se transforma en legado.
Aprovecho estas fechas de Navidad, tiempo de introspección y encuentro, para invitar a la comunidad deportiva y jurídica a buscar esa “tecla” de la empatía en sus propios entornos. Que el nacimiento de la esperanza en estas fiestas nos brinde la sabiduría para valorar la diversidad en nuestros equipos de trabajo y la paz necesaria para emprender un año 2026 lleno de éxitos académicos y profesionales. ¡Felices fiestas!
Por un Derecho vivo, crítico y humanista
Doctora. en Innovaciones Educativas (UNEFA). M.Sc. en Derecho Procesal Penal (ULA). Especialista en Docencia en Educación Superior (UCV) y Derechos Humanos (Unilibre-Colombia). Abogado (ULA). Exdirectora de Relaciones Institucionales de la Asociación Olímpica de Derecho Deportivo de Venezuela (AODDV). [email protected] . WhatsApp +58 426 3764194.








